
Tiene una explicación, se elige ser dependiente de un amo o del estado, unas veces por comodidad, y otras porque la libertad entraña riesgos, y la psiquis humana, muchas veces, sobre todo cuando se han tenido experiencias traumáticas, se rige más por los miedos que por la confianza en uno mismo. En ocasiones, también, esa dependencia viene porque otro té ha lobotomizado el cerebro conquistando, antes, tu corazón. Como dije la libertad entraña riesgos, pero también sacrificios, asumir responsabilidades, y poner en juego todas mis capacidades; aquellas que me hacen crecer como persona, ya que el protagonista de tu historia -de tu vida- en primera instancia eres tú mismo; ya lo dice el refrán: nadie escarmienta -aprende- en cabeza ajena. Ser esclavo es cómodo, te asegura la subsistencia pero te convierte en un autómata y en un vegetal al servicio del poder. Y no fuimos puesto en este mundo para eso, ya que tenemos una capacidad intelectiva que nos asemeja a Dios, la misma que nos distancia de animales y vegetales. Con la inteligencia, se nos ha dado poder para elegir ser libres y, por consiguiente, para descubrir quien soy, de donde vengo, cual es mi misión, donde tengo mis límites y decisión para asumir riesgos
Recela de una sociedad en la que todos piensen lo mismo, sobre todo en temas que atañen a los derechos fundamentales de la persona. Donde no hay discrepancia, o hay manipulación o hay apatía por conocer el mundo que nos rodea y, a su vez, por conocernos a nosotros mismos.
Decía Salustio: «Poca gente desea la libertad, la mayoría desea tan sólo un amo justo»