images 2Estaban el abuelo y su nieto en el campo en una bella tarde otoñal.
De repente, el abuelo dice: “En unos minutos pasará por aquí un carro, verás que está casi vacío”. El nieto mira al abuelo, contempla al camino cercano, y no entiende lo que le anuncia el señor.
Entonces afirma: “Pero abu querido, no hay nada de nada por ningún lado, ¿no lo ves? Hasta donde alcanzo a ver, estamos solitos en el campo.”
Abuelo dice: “Ten paciencia hijito, tu ves ahora, pero yo atiendo a lo que vendrá también.”
Pasaron unos escasos minutos, el nieto se impacientaba más y más.
Cuando desde la curva del camino surge como mágicamente una carreta lenta, tirada por un viejo y gastado equino. Su paso cansino estaba acompañado de un ruido impresionante, que con cada metro crecía y atronaba el ambiente. Al estar a poca distancia el sonido se había vuelto ensordecedor.
El niño quiso comentar algo a su abuelo, pero casi que ni se podía a causa de la carreta aburrida y molesta.
Con gestos el anciano pide al niño observar el interior de la carreta y descubren que como había anunciado el abuelo estaba casi vacío, tan sólo habitado por un par de latas y algunas cosillas insignificantes más.
Pobremente pero atronadoramente el carro al fin pasó.
Al rato volvió la calma, el silencio constructor nuevamente al ambiente familiar.
El niño estaba maravillado con el poder mágico de su abuelo y se lo hizo saber.
Pero el sabio con humildad le dijo: “No hijito mío, no es magia, solamente prestar atención a lo que se ve, pero también a las otras informaciones que están a nuestro alcance. Yo aprendí que cuando el carro está más vacío y menos ordenado, más ruido y molestias causa a los demás. Así, cuando sentí el ruido lejano de latas chocando, comprendí que pronto pasaría una carreta casi vacía por aquí.”
Sabias palabras del maestro: Cuando más vacío estás de contenido, y menos orden interno tienes, más ruido haces, más molestas, más palabras altisonantes y huecas empleas (a veces), más te quejas, más agredes gratuitamente, más exiges sin bases, más aportas al caos y la destrucción.
No te amilanes hermano ante aquellos que buscan llamar la atención de todo el mundo, probablemente sean bastante menos de lo que dicen ser. Solo que necesitan ocultar que su carro está vacío.
Yo, por mi parte, traté de llenar el mio de muchas cosas que, por su inconsistencia, se caían antes o después del mismo: política, deporte, pareja, filosofía, sexo, trabajo. Finalmente reconocí a alguien en el camino al que ya había invitado en alguna ocasión a subir a mi carro. Él me dijo: puedo llenar tu carro. Contesté ¿de qué señor? Él respondió: abraza tu cruz ella llenará tu carro y tú caminarás silencioso, en paz y satisfecho. Luego añadí: señor dame una prueba. No una, hasta por tres veces medió el mismo mensaje, desde su cielo, años después de apearse de mi carro: ¡abraza tu cruz!… Y, sucedió, al abrazar mi cruz, mi carro comenzó a caminar silencioso, alegre y esperanzado en aquel que tras la aceptación de su, propia, cruz resucitó, perdonó al mundo su pecado y lo liberó de sus cadenas. Ahora soy libre hermano ¡Alabado sea Dios en el que todo lo puedo!

 

Acerca de renaceralaluz

Decidí hace ya mucho tiempo vivir una vida coherente en razón de mis principios cristianos, lo que quiere decir que intento, en la medida que alcanzan mis fuerzas, llevar a la vida lo que el corazón me muestra como cierto: al Dios encarnado en Jesucristo con sus palabras, sus hechos y su invitación a salir de mi mismo para donarme sin medida. Adagio: El puente más difícil de cruzar es el puente que separa las palabras de los actos. Correo electrónico: 21aladinoalad@gmail.com

Un comentario »

  1. Pedro un abrazo, buenos temas. saludos.

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