Renacer a la luz

Aun el pabilo vacilante es necesario, para no tropezar con la oscuridad del tiempo presente
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Archivo de la categoría: Evangelio del día

  • Noy hay que confundir ley con moral, verdad o caridad

    Noy hay que confundir ley con moral, verdad o caridad

    21 marzo, 2023
  • La humildad conmueve el corazón de Dios

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    18 marzo, 2023
  • Amar de todo corazón…

    Amar de todo corazón…

    17 marzo, 2023
  • El que no está conmigo está contra mí

    El que no está conmigo está contra mí

    16 marzo, 2023
  • Jesús guía y fuerza para cumplir la ley y hasta para superarla en el Espíritu.

    Jesús guía y fuerza para cumplir la ley y hasta para superarla en el Espíritu.

    15 marzo, 2023
  • Perdonar de corazón y no sólo de palabra

    Perdonar de corazón y no sólo de palabra

    14 marzo, 2023
  • No rechaces al que te revela el camino de la salvación y cuanto de desviado estás de él, aunque te hiera el alma

    No rechaces al que te revela el camino de la salvación y cuanto de desviado estás de él, aunque te hiera el alma

    13 marzo, 2023
  • 3er domingo de CuaresmaEl Evangelio del díaEvangelio según San Juan 4,5-42.Jesús llegó a una ciudad de Samaría llamada Sicar, cerca de las tierras que Jacob había dado a su hijo José.Allí se encuentra el pozo de Jacob. Jesús, fatigado del camino, se había sentado junto al pozo. Era la hora del mediodía.Una mujer de Samaría fue a sacar agua, y Jesús le dijo: «Dame de beber».Sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar alimentos.La samaritana le respondió: «¡Cómo! ¿Tú, que eres judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?». Los judíos, en efecto, no se trataban con los samaritanos.Jesús le respondió: «Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice: ‘Dame de beber’, tú misma se lo hubieras pedido, y él te habría dado agua viva».»Señor, le dijo ella, no tienes nada para sacar el agua y el pozo es profundo. ¿De dónde sacas esa agua viva?¿Eres acaso más grande que nuestro padre Jacob, que nos ha dado este pozo, donde él bebió, lo mismo que sus hijos y sus animales?».Jesús le respondió: «El que beba de esta agua tendrá nuevamente sed,pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más volverá a tener sed. El agua que yo le daré se convertirá en él en manantial que brotará hasta la Vida eterna».»Señor, le dijo la mujer, dame de esa agua para que no tenga más sed y no necesite venir hasta aquí a sacarla».Jesús le respondió: «Ve, llama a tu marido y vuelve aquí».La mujer respondió: «No tengo marido». Jesús continuó: «Tienes razón al decir que no tienes marido,porque has tenido cinco y el que ahora tienes no es tu marido; en eso has dicho la verdad».La mujer le dijo: «Señor, veo que eres un profeta.Nuestros padres adoraron en esta montaña, y ustedes dicen que es en Jerusalén donde se debe adorar».Jesús le respondió: «Créeme, mujer, llega la hora en que ni en esta montaña ni en Jerusalén se adorará al Padre.Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos.Pero la hora se acerca, y ya ha llegado, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque esos son los adoradores que quiere el Padre.Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad».La mujer le dijo: «Yo sé que el Mesías, llamado Cristo, debe venir. Cuando él venga, nos anunciará todo».Jesús le respondió: «Soy yo, el que habla contigo».En ese momento llegaron sus discípulos y quedaron sorprendidos al verlo hablar con una mujer. Sin embargo, ninguno le preguntó: «¿Qué quieres de ella?» o «¿Por qué hablas con ella?».La mujer, dejando allí su cántaro, corrió a la ciudad y dijo a la gente:»Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que hice. ¿No será el Mesías?».Salieron entonces de la ciudad y fueron a su encuentro.Mientras tanto, los discípulos le insistían a Jesús, diciendo: «Come, Maestro».Pero él les dijo: «Yo tengo para comer un alimento que ustedes no conocen».Los discípulos se preguntaban entre sí: «¿Alguien le habrá traído de comer?».Jesús les respondió: «Mi comida es hacer la voluntad de aquel que me envió y llevar a cabo su obra.Ustedes dicen que aún faltan cuatro meses para la cosecha. Pero yo les digo: Levanten los ojos y miren los campos: ya están madurando para la siega.Ya el segador recibe su salario y recoge el grano para la Vida eterna; así el que siembra y el que cosecha comparten una misma alegría.Porque en esto se cumple el proverbio: ‘uno siembra y otro cosecha’Yo los envié a cosechar adonde ustedes no han trabajado; otros han trabajado, y ustedes recogen el fruto de sus esfuerzos».Muchos samaritanos de esta ciudad habían creído en él por la palabra de la mujer, que atestiguaba: «Me ha dicho todo lo que hice».Por eso, cuando los samaritanos se acercaron a Jesús, le rogaban que se quedara con ellos, y él permaneció allí dos días.Muchos más creyeron en él, a causa de su palabra.Y decían a la mujer: «Ya no creemos por lo que tú has dicho; nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es verdaderamente el Salvador del mundo».Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.San Gregorio de Nisa (c. 335-395)monje, obispoEl Manantial de Agua Viva (La Colombe et la Ténèbre, Cerf, 1992),“El agua que yo le daré se convertirá en él en manantial que brotará hasta la Vida eterna” (Jn 4,14)Cuando la santa Escritura nos instruye sobre la realidad vivificante, habla de una profecía divina: “Me abandonaron a mí, la fuente de agua viva” (Jr 2,13). O hace referencia a las palabras del Señor a la Samaritana: “Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice: «Dame de beber», tú misma se lo hubieras pedido, y él te habría dado agua viva” (Jn 4,10) y “El que tenga sed, venga a mí; y beba el que cree en mí… El se refería al Espíritu que debían recibir los que creyeran en él” (Jn 7,37.39). La Escritura designa la naturaleza divina bajo el nombre de agua viva.<code>El testimonio sin mentira del Verbo atestigua que la Esposa del Cantar (Ct 4,15) es un pozo de agua viva, surgido de una corriente que desciende del Líbano. ¿Algo más paradoxal? Mientras que los pozos contienen un agua aletargada, la Esposa posee en ella un agua que corre. De esta forma, ella tiene la profundidad del pozo al mismo tiempo que la movilidad del río. ¿Quién podrá expresar convenientemente las maravillas indicadas por esta comparación? Parece que ella no puede elevarse más alto, porque en todo se asemeja a la Belleza arquetipo. Con su manantial imita al Manantial, con su vida imita la Vida y con su agua, al Agua. Vivo está el Verbo de Dios, viva está también el alma que ha recibido al Verbo. Esta agua surge de Dios, según lo que dice el Manantial: “Yo he salido de Dios y vengo de él” (Jn 8,42). Y ella contiene lo que corre en el pozo del alma, siendo así el reservorio de esta agua viva que corre, que fluye del Líbano (cf. Ct 4,15).</code>

    3er domingo de CuaresmaEl Evangelio del díaEvangelio según San Juan 4,5-42.Jesús llegó a una ciudad de Samaría llamada Sicar, cerca de las tierras que Jacob había dado a su hijo José.Allí se encuentra el pozo de Jacob. Jesús, fatigado del camino, se había sentado junto al pozo. Era la hora del mediodía.Una mujer de Samaría fue a sacar agua, y Jesús le dijo: «Dame de beber».Sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar alimentos.La samaritana le respondió: «¡Cómo! ¿Tú, que eres judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?». Los judíos, en efecto, no se trataban con los samaritanos.Jesús le respondió: «Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice: ‘Dame de beber’, tú misma se lo hubieras pedido, y él te habría dado agua viva».»Señor, le dijo ella, no tienes nada para sacar el agua y el pozo es profundo. ¿De dónde sacas esa agua viva?¿Eres acaso más grande que nuestro padre Jacob, que nos ha dado este pozo, donde él bebió, lo mismo que sus hijos y sus animales?».Jesús le respondió: «El que beba de esta agua tendrá nuevamente sed,pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más volverá a tener sed. El agua que yo le daré se convertirá en él en manantial que brotará hasta la Vida eterna».»Señor, le dijo la mujer, dame de esa agua para que no tenga más sed y no necesite venir hasta aquí a sacarla».Jesús le respondió: «Ve, llama a tu marido y vuelve aquí».La mujer respondió: «No tengo marido». Jesús continuó: «Tienes razón al decir que no tienes marido,porque has tenido cinco y el que ahora tienes no es tu marido; en eso has dicho la verdad».La mujer le dijo: «Señor, veo que eres un profeta.Nuestros padres adoraron en esta montaña, y ustedes dicen que es en Jerusalén donde se debe adorar».Jesús le respondió: «Créeme, mujer, llega la hora en que ni en esta montaña ni en Jerusalén se adorará al Padre.Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos.Pero la hora se acerca, y ya ha llegado, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque esos son los adoradores que quiere el Padre.Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad».La mujer le dijo: «Yo sé que el Mesías, llamado Cristo, debe venir. Cuando él venga, nos anunciará todo».Jesús le respondió: «Soy yo, el que habla contigo».En ese momento llegaron sus discípulos y quedaron sorprendidos al verlo hablar con una mujer. Sin embargo, ninguno le preguntó: «¿Qué quieres de ella?» o «¿Por qué hablas con ella?».La mujer, dejando allí su cántaro, corrió a la ciudad y dijo a la gente:»Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que hice. ¿No será el Mesías?».Salieron entonces de la ciudad y fueron a su encuentro.Mientras tanto, los discípulos le insistían a Jesús, diciendo: «Come, Maestro».Pero él les dijo: «Yo tengo para comer un alimento que ustedes no conocen».Los discípulos se preguntaban entre sí: «¿Alguien le habrá traído de comer?».Jesús les respondió: «Mi comida es hacer la voluntad de aquel que me envió y llevar a cabo su obra.Ustedes dicen que aún faltan cuatro meses para la cosecha. Pero yo les digo: Levanten los ojos y miren los campos: ya están madurando para la siega.Ya el segador recibe su salario y recoge el grano para la Vida eterna; así el que siembra y el que cosecha comparten una misma alegría.Porque en esto se cumple el proverbio: ‘uno siembra y otro cosecha’Yo los envié a cosechar adonde ustedes no han trabajado; otros han trabajado, y ustedes recogen el fruto de sus esfuerzos».Muchos samaritanos de esta ciudad habían creído en él por la palabra de la mujer, que atestiguaba: «Me ha dicho todo lo que hice».Por eso, cuando los samaritanos se acercaron a Jesús, le rogaban que se quedara con ellos, y él permaneció allí dos días.Muchos más creyeron en él, a causa de su palabra.Y decían a la mujer: «Ya no creemos por lo que tú has dicho; nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es verdaderamente el Salvador del mundo».Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.San Gregorio de Nisa (c. 335-395)monje, obispoEl Manantial de Agua Viva (La Colombe et la Ténèbre, Cerf, 1992),“El agua que yo le daré se convertirá en él en manantial que brotará hasta la Vida eterna” (Jn 4,14)Cuando la santa Escritura nos instruye sobre la realidad vivificante, habla de una profecía divina: “Me abandonaron a mí, la fuente de agua viva” (Jr 2,13). O hace referencia a las palabras del Señor a la Samaritana: “Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice: «Dame de beber», tú misma se lo hubieras pedido, y él te habría dado agua viva” (Jn 4,10) y “El que tenga sed, venga a mí; y beba el que cree en mí… El se refería al Espíritu que debían recibir los que creyeran en él” (Jn 7,37.39). La Escritura designa la naturaleza divina bajo el nombre de agua viva.El testimonio sin mentira del Verbo atestigua que la Esposa del Cantar (Ct 4,15) es un pozo de agua viva, surgido de una corriente que desciende del Líbano. ¿Algo más paradoxal? Mientras que los pozos contienen un agua aletargada, la Esposa posee en ella un agua que corre. De esta forma, ella tiene la profundidad del pozo al mismo tiempo que la movilidad del río. ¿Quién podrá expresar convenientemente las maravillas indicadas por esta comparación? Parece que ella no puede elevarse más alto, porque en todo se asemeja a la Belleza arquetipo. Con su manantial imita al Manantial, con su vida imita la Vida y con su agua, al Agua. Vivo está el Verbo de Dios, viva está también el alma que ha recibido al Verbo. Esta agua surge de Dios, según lo que dice el Manantial: “Yo he salido de Dios y vengo de él” (Jn 8,42). Y ella contiene lo que corre en el pozo del alma, siendo así el reservorio de esta agua viva que corre, que fluye del Líbano (cf. Ct 4,15).

    12 marzo, 2023
  • El AMOR no lleva cuenta del mal. Es justo celebrar la sanación de aquel que ya se daba por perdido

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    11 marzo, 2023
  • ¿Cual es la piedra angular de mi vida, el creador o su creación?

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    10 marzo, 2023
  • ¿Que es el paso por la Tierra comparado con la Eternidad?

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    9 marzo, 2023
  • Y al tercer día resucitó abriendo las puertas del cielo para todo aquel que lo acepta y lo sigue

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    8 marzo, 2023
  • Agradar a los hombres o a Dios, que ve en lo oculto

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    7 marzo, 2023
  • Les volcarán en el regazo una medida, desbordante.

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    6 marzo, 2023
  • Solo un credo, el de El hijo de Dios, hace la diferencia: Amar al que te odia es la solución.

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    4 marzo, 2023
  • Callar en ocasiones es mejor que dejarse arrastrar por el orgullo y la irá

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    3 marzo, 2023
  • Pide, busca y llama porque serás colmado

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    2 marzo, 2023
  • Dios salvará su misión en tí, a pesar de tus temores.

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    1 marzo, 2023
  • Que vuestra oración sea sincera y de corazón, no una rutina o una especie de amuleto para salvar la situación

    Que vuestra oración sea sincera y de corazón, no una rutina o una especie de amuleto para salvar la situación

    28 febrero, 2023

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