Sábado de la 8a semana del Tiempo Ordinario
El Evangelio del día
Evangelio según San Marcos 11,27-33.
Y llegaron de nuevo a Jerusalén. Mientras Jesús caminaba por el Templo, los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos se acercaron a él
y le dijeron: «¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿O quién te dio autoridad para hacerlo?».
Jesús les respondió: «Yo también quiero hacerles una sola pregunta. Si me responden, les diré con qué autoridad hago estas cosas.
Díganme: el bautismo de Juan, ¿venía del cielo o de los hombres?».
Ellos se hacían este razonamiento: «Si contestamos: ‘Del cielo’, él nos dirá: ‘¿Por qué no creyeron en él?’.
¿Diremos entonces: «De los hombres’?». Pero como temían al pueblo, porque todos consideraban que Juan había sido realmente un profeta,
respondieron a Jesús: «No sabemos». Y él les respondió: «Yo tampoco les diré con qué autoridad hago estas cosas».

San Gregorio Magno (c. 540-604)
papa y doctor de la Iglesia

Livre XII, Morales sobre Job (SC 212, Morales sur Job, Cerf, 1974)
La trampa del orgullo
“Yo te voy a explicar, escúchame; déjame contarte algo que vi” (Jb 15,17). Lo propio del arrogante, es nunca tener el sentimiento de la honestidad, aunque sea leve, sin someterlo al servicio del orgullo. Eleva su propia inteligencia sobre él mismo sólo para caer en la trampa del orgullo, lleno de vanidad. Se cree más sabio que los sabios, reivindica el respeto hacia él como el que vale más, pretende enseñar con aire de autoridad. Por eso esta palabra: “Yo te voy a explicar, escúchame; déjame contarte algo que vi” (Jb 15,17). (…)

Con estas palabras, Job afirma: “El malvado se atormenta todos los días de su vida, muy pocos años están reservados al hombre cruel” (Jb 15,20). Dicho de otra forma, ¿por qué enorgullecerse de una certeza cuando la pena de la incerteza es lo propio de la condición humana?

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Acerca de renaceralaluz

Decidí hace ya mucho tiempo vivir una vida coherente en razón de mis principios cristianos, lo que quiere decir que intento, en la medida que alcanzan mis fuerzas, llevar a la vida lo que el corazón me muestra como cierto: al Dios encarnado en Jesucristo con sus palabras, sus hechos y su invitación a salir de mi mismo para donarme sin medida. Adagio: El puente más difícil de cruzar es el puente que separa las palabras de los actos. Correo electrónico: 21aladinoalad@gmail.com

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