Martes de la 13a semana del Tiempo Ordinario
Evangelio según San Mateo 8,23-27.
Jesús subió a la barca y sus discípulos lo siguieron.
De pronto se desató en el mar una tormenta tan grande, que las olas cubrían la barca. Mientras tanto, Jesús dormía.
Acercándose a él, sus discípulos lo despertaron, diciéndole: «¡Sálvanos, Señor, nos hundimos!».
El les respondió: «¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe?». Y levantándose, increpó al viento y al mar, y sobrevino una gran calma.
Los hombres se decían entonces, llenos de admiración: «¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?».

Santa Faustina Kowalska (1905-1938)
religiosa

Diario, nº 1000 (La Divina Misericordia en mi alma, Editorial Padres Marianos 4ª edic. autorizada Stockbridge, Massachussets 2001, p. 216)
¡Protege a las almas del desastre, oh Jesús!
En el terrible desierto de la vida,
Oh mi dulcísimo Jesús,
Protege a las almas del desastre,
Ya que eres el manantial de la misericordia.

Que el resplandor de Tus rayos,
Oh dulce Guía de nuestras almas,
Con la misericordia cambie el mundo,
Y al recibir esta gracia, sirva a Jesús.

Debo recorrer un largo camino escarpado
Pero no tengo miedo de nada,
Porque para mi brota la fuente pura de misericordia,
Y con ella fluye la fuerza para los humildes.

Estoy agotada y rendida,
Pero la conciencia me da testimonio,
De que hago todo para la mayor gloria de Dios,
El Señor es mi descanso y mi herencia.

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Acerca de renaceralaluz

Decidí hace ya mucho tiempo vivir una vida coherente en razón de mis principios cristianos, lo que quiere decir que intento, en la medida que alcanzan mis fuerzas, llevar a la vida lo que el corazón me muestra como cierto: al Dios encarnado en Jesucristo con sus palabras, sus hechos y su invitación a salir de mi mismo para donarme sin medida. Adagio: El puente más difícil de cruzar es el puente que separa las palabras de los actos. Correo electrónico: 21aladinoalad@gmail.com

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