Buenos días nos de Dios, una vez más vemos cómo los deseos, anhelos y pensamientos de los hombres no coinciden con los de Dios. Mientras el pueblo busca a Jesús para encumbrado como Rey, el se escapa porque su Reino no es como lo concibe el mundo. Esto mismo nos recuerda Jesús cuando recrimina a San Pedro con palabras muy duras:  ¡Quítate de delante de mí, Satanás! Me eres piedra de tropiezo; porque no piensas en las cosas de Dios, sino en las de los hombres. también el antiguo testamento nos lo recuerda en (Isaías 55:8-9).

Dios ha dado libre albedrío al hombre y Dios no puede ir contra las propias leyes establecidas por él, porque su pensamiento está por encima del de el hombre y este último es libre para elegir su salvación o su condenación pese a que no nos guste, y esta misma doctrina es confirmada por la Iglesia de la cual decimos en el credo que creemos en ella. Ni siquiera Dios puede parar a los homicidas, ni pederastas, ni psicópatas, ni los que crean confusión, división, y rivalidades. Y todo esto porque hay un bien aún superior, a saber, el de la libertad (creados a imagen y semejanza de Dios) porque de lo contrario seríamos como animales, como burros dirigidos pero a dos patas. Dios nos ha hecho libres y no esclavos, pero nos cuesta arrancar de raíz la simiente del mal y dejar aparcados nuestros asuntos y caminos, para adentrarnos en el pensamiento y la voluntad de Dios.


Evangelio del día  Jn 6, 1-15
En aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del mar de Galilea, o de Tiberíades. Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos.
Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos.
Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Jesús entonces levantó los ojos y, al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe:
«¿Con qué compraremos panes para que coman estos?».
Lo decía para probarlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer.
Felipe le contestó:
«Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo».
Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice:
«Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?».
Jesús dijo:
«Decid a la gente que se siente en el suelo».
Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron; solo los hombres eran unos cinco mil.
Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado.
Cuando se saciaron, dice a sus discípulos:
«Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se pierda».
Los recogieron y llenaron doce canastos con los pedazos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido. La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía:
«Este es verdaderamente el Profeta que va a venir al mundo».
Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo.

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Acerca de renaceralaluz

Decidí hace ya mucho tiempo vivir una vida coherente en razón de mis principios cristianos, lo que quiere decir que intento, en la medida que alcanzan mis fuerzas, llevar a la vida lo que el corazón me muestra como cierto: al Dios encarnado en Jesucristo con sus palabras, sus hechos y su invitación a salir de mi mismo para donarme sin medida. Adagio: El puente más difícil de cruzar es el puente que separa las palabras de los actos. Correo electrónico: 21aladinoalad@gmail.com

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