Que diferente la predicación de Jesús a la que hoy escuchamos en algunos de sus ministros totalmente opuesta a sus enseñanzas y a la del magisterio de la Iglesia.

Así, mientras que en el Evangelio de hoy se nos insta a cumplir los mandamientos de Jesús, en algunas predicaciones actuales escuchamos que no tenemos que hacer nada, solo creer en la resurrección del Señor y que un día nos encontraremos con él en el cielo (sin especificar que tendremos que enfrentar antes un juicio).

¿Se imaginan a un violador, a un adultero, a un empresario explotador, aún maltratador, acosador, etc.,  en misa escuchando una y otra vez hasta la saciedad estás palabras de no hacer nada? Cual sería el título de la película, no es difícil adivinar: licencia para pecar.

Una cosa es estar hablando todo el día del infierno y otra muy diferente rebajar hasta cero las exigencias del evangelio tratando de llenar las Iglesias. Grave error porque el número de creyentes no puede subir porque se aplique esta u otro estrategia psicológica, sino cuando se predique la Verdad Evangelica en su totalidad, (no hay cosa peor que las medias verdades), cuando todos los cristianos estemos unidos, como dice la misma palabra, algo que solo puede venir a través del magisterio integro de la iglesia (lo contrario es la torre de babel, cada cual con su gurú o su teólogo favorito), pero sobre todo y especialmente por medio de la ejemplaridad de los ministros de la iglesia, porqué una cosa es hablar bonito y otra bien diferente es hablar con la propia vida. Jesús era atrayente y hablaba con autoridad porque su ejemplo de vida iba por delante de sus palabras, lo mismo que sucede después con sus Apóstoles, está es la señal más evidente de que los cristianos nos hayamos vuelto tan poco seductores para los demás, la incoherencia. No vale la psicóloga, ni una falsa sonrisa que luego no se ponga a la altura de los hermanos con el ejemplo. Como nos decía S. Pablo: 1Corintios 9:22 Entre los débiles me hice débil, a fin de ganar a los débiles. Me hice todo para todos, a fin de salvar a algunos  por todos los medios posibles.

No creo que estas palabras mías sirvan de algo cuando el propio evangelio ahora para muchos se considera prácticamente una metáfora (es decir un cuento) y la única verdad posible es la de unos cuantos iluminados que ponen en duda todo, que solo creen en si mismos y en el gurú de turno que mayor licencia les de para pecar. Me gustaría saber que signos, estilo de vida y milagros acompaña a estos predicadores para semejante ceguera espiritual (para que viendo, vean y no perciban; y oyendo, oigan y no entiendan; para que no se conviertan, y les sean perdonados los pecados, Marcos 4,12).

Os imaginaís a Jesús en la sinagoga diciendo a los fariseos, no tenéis que cambiar de vida, no tenéis que hacer nada, o a la adultera: nadie te ha condenado yo tampoco vete en paz y sigue como vas, tú pecado no tiene consecuencias ninguna, ni para ti, ni para nadie, ni para la creación que gime con dolores de parto.

Evangelio y comentario de hoy:

Jn 15, 9-11. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Lo que nos une a Dios con más fuerza es el amor. Pero no podemos pensar en el amor como una simple unión afectiva, como un sentimiento de atracción que no tiene consecuencias. Para Dios el amor es real cuando se traduce en obras. Por eso el secreto para permanecer en el amor del Señor está en guardar sus mandamientos.
De este modo, los que amamos a Dios somos los que marcamos la diferencia, pues frente a un mundo que actúa buscando el poder, el placer, la fama o el dinero, nosotros somos lo que actuamos buscando la voluntad de Dios para hacerla. ¿Amas a Dios? Muy simple: pórtate como hijo y transforma el mundo según sus designios.
Buenos días.

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Acerca de renaceralaluz

Decidí hace ya mucho tiempo vivir una vida coherente en razón de mis principios cristianos, lo que quiere decir que intento, en la medida que alcanzan mis fuerzas, llevar a la vida lo que el corazón me muestra como cierto: al Dios encarnado en Jesucristo con sus palabras, sus hechos y su invitación a salir de mi mismo para donarme sin medida. Adagio: El puente más difícil de cruzar es el puente que separa las palabras de los actos. Correo electrónico: 21aladinoalad@gmail.com

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