Evangelio
Jn 16, 12-15 • El Espíritu de la verdad os guiará hasta la verdad plena.
En aquellos días, dijo Jesús a sus discípulos:
«Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues no hablará por cuenta propia, sino que hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir.
Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará.
Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que recibirá y tomará de lo mío y os lo anunciará»
Comentario: Dios creador lo conoce todo acerca de Él mismo y de sus criaturas. Es como el mecánico y el ingeniero de un coche, el primero conocerá el coche a fuerza de experimentar y equivocarse, el segundo conocerá sus fundamentos y podrá incluso mejorar el coche y sus piezas cuando algo comience a fallar y al mecánico se le escape de las manos (nunca mejor dicho). Es más, el mecánico llega al conocimiento de la mecánica en sus partes más sofisticadas porque el diseñador y constructor del automóvil cede parte de sus conocimientos en un manual.
Algo parecido pasa con Dios. Queremos saber más que él, experimentamos con nosotros mismos y con el entorno sin tener en cuenta a Dios. De este modo estropeamos nuestro motor y el de los demás (nuestro corazón).
Dios nos va revelando en cada momento lo que necesitamos saber para nuestra salvación, una veces por medio de la razón y otras directamente por la unión de su espíritu con nuestra alma y hay cosas que no nos revela, simplemente porque no nos combine saber hasta después de esta vida. De este modo es mejor obedecer (Padre no se haga lo que yo quiero sino lo que tú quieres. Lucas 22, 42), no especular con lo que no se nos ha sido revelado por la Palabra de Dios, Jesucristo, para no conducir a otros a error inventando una mecánica que nos lleve a la muerte espiritual y en ocasiones también a la corporal. Es la misma Palabra en Mateo 18:6 la que nos advierte de ir por libre:
«Pero al que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más le vale que le cuelguen al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos, y le hundan en lo profundo del mar».
Por tanto hermano dejemos de inventar y sacarnos conejos de la chistera, porque de Dios y solo de él es el conocimiento y la Iglesia lo tiene por delegación sin poder modificarlo aunque sí esclarecerlo como órgano colegiado, como cuerpo de cristo y no como cuerpo individual cada uno actuando por su cuenta a ver quien tiene la ocurrencia más chocante y llamativa.
A mí lo que Dios, personalmente, pone en mi corazón desde hace unos meses acá, y que incluso puedo contactar a través de la experiencia es que todo lo hace bien. Esto a pesar de las contrariedades de la vida fruto del mal uso de nuestra libertad. Como dice el relato de la creación: Y vio Dios que era bueno.
