Viernes de la 7a semana de Pascua
El Evangelio del día
Evangelio según San Juan 21,15-19.
Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer, dijo a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?». El le respondió: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Jesús le dijo: «Apacienta mis corderos».
Le volvió a decir por segunda vez: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?». El le respondió: «Sí, Señor, sabes que te quiero». Jesús le dijo: «Apacienta mis ovejas».
Le preguntó por tercera vez: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?». Pedro se entristeció de que por tercera vez le preguntara si lo quería, y le dijo: «Señor, tú lo sabes todo; sabes que te quiero». Jesús le dijo: «Apacienta mis ovejas.
Te aseguro que cuando eras joven, tú mismo te vestías e ibas a donde querías. Pero cuando seas viejo, extenderás tus brazos, y otro te atará y te llevará a donde no quieras».
De esta manera, indicaba con qué muerte Pedro debía glorificar a Dios. Y después de hablar así, le dijo: «Sígueme».
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.

San Juan Crisóstomo (c. 345-407)
presbítero en Antioquía, después obispo de Constantinopla, doctor de la Iglesia

Homilía sobre el Evangelio según Juan, 88 (PG 59. Lectures chrétiennes pour notre temps, Abbaye d’Orval, 1971), trad.
“Yo daré mi vida por ti” (Jn 13,37)
Después de haber hablado a Pedro del amor que debía tener, Jesús le predice el martirio que le es destinado. Declara así toda la confianza que pone en él. Para darnos un ejemplo de amor y enseñarnos la mejor manera de amar, Jesús dijo a Pedro: “Cuando seas viejo, extenderás tus brazos, y otro te atará y te llevará a donde no quieras” (Jn 21,18). Jesús habló así porque Pedro había manifestado querer esto, desearlo, al exclamar “Yo daré mi vida por ti” (Jn 13,37) y al aclarar “Aunque tenga que morir contigo, jamás te negaré” (Mt 26,35). Jesús accede a su deseo. Le habla de ese modo no para atemorizarlo sino para reavivar su ardor. Conoce su amor y su impetuosidad, puede anunciarle el género de muerte que le es reservada. Pedro deseaba desde siempre vivir peligros por Cristo. Por eso Jesús pudo decirle “Ten confianza, tus deseos serán cumplidos. Lo que no has soportado en tu juventud, lo afrontarás en tu vejez”. Para llamar la atención del lector, el evangelista agrega: “De esta manera, indicaba con qué muerte Pedro debía glorificar a Dios” (Jn 21,19). Aprenderás con esta palabra que sufrir por Cristo es una gloria y un honor.

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Acerca de renaceralaluz

Decidí hace ya mucho tiempo vivir una vida coherente en razón de mis principios cristianos, lo que quiere decir que intento, en la medida que alcanzan mis fuerzas, llevar a la vida lo que el corazón me muestra como cierto: al Dios encarnado en Jesucristo con sus palabras, sus hechos y su invitación a salir de mi mismo para donarme sin medida. Adagio: El puente más difícil de cruzar es el puente que separa las palabras de los actos. Correo electrónico: 21aladinoalad@gmail.com

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