Lunes de la 11a semana del Tiempo Ordinario
El Evangelio del día
Evangelio según San Mateo 5,38-42.
Jesús, dijo a sus discípulos:
Ustedes han oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente.
Pero yo les digo que no hagan frente al que les hace mal: al contrario, si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra.
Al que quiere hacerte un juicio para quitarte la túnica, déjale también el manto;
y si te exige que lo acompañes un kilómetro, camina dos con él.
Da al que te pide, y no le vuelvas la espalda al que quiere pedirte algo prestado.
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.

Santa Catalina de Siena (1347-1380)
terciaria dominica, doctora de la Iglesia, copatrona de Europa

Carta 42 al rey Luis de Hungría (Lettres, I, Téqui, 1976)
¿Cómo saber si tengo caridad?
            Querido padre: usted puede decirme “Amo la caridad pero ¿cómo saber  si la tengo?”

            Le contestaré: Si el alma encuentra en ella misma las condiciones  que hemos reconocido en la caridad. Se resumen todas en dos principales. Primero, la verdadera y santa paciencia que soporta todas las injurias pequeñas o grandes, de cualquier lugar que provengan, soportándolas con espíritu calmo y tranquilo. Luego, el celo para aliviar las necesidades del prójimo tanto como fuera posible. Así, la primera condición de la caridades soportar las injurias, la segunda condición es dar. ¿Qué dar? El afecto de la caridad, amando al prójimo como a sí mismos y asistiendo a las criaturas según la gracia y dones espirituales y temporales que ofrece Dios. Entonces el alma se encuentra dispuesta a tomar y gustar la palabra de Dios, aplicándose a observarla hasta la muerte. Existen otros signos de la caridad, pero no quiero extenderme demasiado y cito sólo los dos principales.

            ¡Qué feliz es el alma que se nutre en el seno de una tan tierna madre! Ella es humilde, obediente, preferiría morir a no ser sumisa a Jesús crucificado.

Avatar de Desconocido

Acerca de renaceralaluz

Decidí hace ya mucho tiempo vivir una vida coherente en razón de mis principios cristianos, lo que quiere decir que intento, en la medida que alcanzan mis fuerzas, llevar a la vida lo que el corazón me muestra como cierto: al Dios encarnado en Jesucristo con sus palabras, sus hechos y su invitación a salir de mi mismo para donarme sin medida. Adagio: El puente más difícil de cruzar es el puente que separa las palabras de los actos. Correo electrónico: 21aladinoalad@gmail.com

Puedes dejar tu opinión sobre esta entrada