San Mateo, apóstol y evangelista
El Evangelio del día
Evangelio según San Mateo 9, 9-13.
Jesús, al pasar, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: «Sígueme». El se levantó y lo siguió.
Mientras Jesús estaba comiendo en la casa, acudieron muchos publicanos y pecadores, y se sentaron a comer con él y sus discípulos.
Al ver esto, los fariseos dijeron a los discípulos: «¿Por qué su Maestro come con publicanos y pecadores?».
Jesús, que había oído, respondió: «No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos.
Vayan y aprendan qué significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios. Porque yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores».
San Juan María Vianney (1786-1859)
presbítero, párroco de Ars.
Perseverar en la gracia de conversión
El primer medio de perseverar en el camino que conduce al cielo, es ser fiel a seguir y beneficiarse de los movimientos de la gracia que Dios quiere acordarnos. Todos los santos obtienen su felicidad al seguir los movimientos del Espíritu Santo. Los damnificados sólo pueden atribuir su desdicha al desprecio que hicieron de la gracia. Eso es suficiente para hacer sentir a ustedes el valor y la necesidad del ser fieles.
Me dirán ustedes ¿cómo y con que medios podemos saber que correspondemos a la gracia o que la resistimos? Si no lo saben, escúchenme un instante, conocerán lo más esencial. Digo primero que la gracia es un pensamiento que nos hace sentir la necesidad de evitar el mal y hacer el bien. (…) Los santos son santificados por su gran atención para seguir todas las buenas inspiraciones que el Buen Dios les envía. Los damnificados, cayeron en infierno porque las han despreciado. (…)
Vemos en el Evangelio que todas las conversiones que Jesucristo operó durante su vida se apoyaron sobre la perseverancia. ¿Cómo fue convertido san Mateo? Sabemos que cuando Jesucristo le dijo de seguirlo, lo siguió. Pero lo que nos asegura que su conversión fue verdadera, es que no entró más en su escritorio y nunca más cometió injusticias. Porque después de comenzar a seguir a Jesucristo, nunca más lo dejó. Ser perseverante en la gracia, renunciar para siempre al pecado, fueron las marcas ciertas de su conversión.
