18 Octubre

San Lucas, evangelista
El E_vangelio según San Lucas 10,1-9.
El Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos para que lo precedieran en todas las ciudades y sitios adonde él debía ir.
Y les dijo: «La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha.
¡Vayan! Yo los envío como a ovejas en medio de lobos.
No lleven dinero, ni alforja, ni calzado, y no se detengan a saludar a nadie por el camino.
Al entrar en una casa, digan primero: ‘¡Que descienda la paz sobre esta casa!’.
Y si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo contrario, volverá a ustedes.
Permanezcan en esa misma casa, comiendo y bebiendo de lo que haya, porque el que trabaja merece su salario. No vayan de casa en casa.
En las ciudades donde entren y sean recibidos, coman lo que les sirvan;
curen a sus enfermos y digan a la gente: El Reino de Dios está cerca de ustedes

San Juan Crisóstomo (c. 345-407)
presbítero en Antioquía, después obispo de Constantinopla, doctor de la Iglesia

Tercer Homilía sobre la inscripción de los Hechos de los Apóstoles
San Lucas evangelista: «he decidido escribir para tí un relato ordenado»
La lectura de las santas Escrituras es un campo espiritual y un paraíso de delicias, aún más agradable que el paraíso de antes. Este paraíso, Dios no lo plantó sobre la tierra, sino dentro del alma de los fieles. No lo puso en el Edén, ni en un lugar preciso en Oriente (Gn 2:8), pero lo difundió en toda la tierra y lo desplegó hasta las extremidades de la tierra habitada. Y como ahora comprendes que desplegó las santas Escrituras sobre toda la tierra habitada, escucha al profeta que dice: «Por toda la tierra se ha difundido su voz, y hasta los confines de la tierra sus palabras» (Sal 18:5; Rm 10:18)… Este paraíso es también una fuente, al igual que el anterior (Gn 2:6.10), fuente de la cual nacen innombrables ríos… ¿Quién lo dice? ¡Dios mismo! Es El quien nos hace el don de todos los ríos: «El que cree en mí, nos dice según la palabra de la Escritura, de su seno brotarán ríos de agua viva» (Jn 7:38)…Esta fuente es incomparable no solamente por su abundancia sino también por su naturaleza. En efecto, no son ríos de agua sino los dones del Espíritu. Esta fuente se comparte entre todas las almas de los fieles sin que disminuya. Se divide pero no se agota…Es entera dentro de todos así como en cada uno: tales son los dones del Espíritu. Quieres saber ¿cuál es la abundancia de estos ríos? ¿Deseas saber la naturaleza de estas aguas? ¿En qué se distinguen de las que encontramos en la tierra pues aquellas son aún mejores y magnificas? Escucha de nuevo a Cristo hablando con la Samaritana para poder comprender la abundancia de la fuente: «El agua que le daré a aquél que crea se convertirá en él fuente de agua que brota para vida eterna» (Jn 4:14)… ¿Quieres tú también conocer su naturaleza? ¡Úsala pues! Ya que es no es útil para la vida de aquí abajo, sino para la vida eterna. Pasemos pues nuestro tiempo en ese paraíso: seamos invitados a beber de esta fuente.

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Acerca de renaceralaluz

Decidí hace ya mucho tiempo vivir una vida coherente en razón de mis principios cristianos, lo que quiere decir que intento, en la medida que alcanzan mis fuerzas, llevar a la vida lo que el corazón me muestra como cierto: al Dios encarnado en Jesucristo con sus palabras, sus hechos y su invitación a salir de mi mismo para donarme sin medida. Adagio: El puente más difícil de cruzar es el puente que separa las palabras de los actos. Correo electrónico: 21aladinoalad@gmail.com

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