“Yo era lesbiana, pero en Medjugorje me encontré.

» Emanuela, ahora casada con Gianluca y madre de dos hijos, nos cuenta así su extraordinario testimonio. Este es un testimonio de verdad, basado en hechos concretos, no en las palabras de ciertos predicadores mediocres que, incapaces de afrontar sus heridas, encuentran excusas y ofrecen falsas promesas.

No os dejéis engañar por estos falsos profetas que abusan del papel que se les ha confiado.  Desafortunadamente, algunos en la Iglesia explotan su hábito e influencia con arrogancia y orgullo, alejando así a muchas almas necesitadas del verdadero camino.  Con el pretexto de ofrecer noticias más «digeribles», empujan a la gente a no sentirse más culpable, anestesiando su conciencia y silenciando las enseñanzas de los santos y padres de la Iglesia.

He estado cuidando a estos niños y sus familias durante años.  Sé cuán grande es la necesidad de la verdad, tanto para ellos como para sus padres.  Necesitan una guía sólida, no tonterías ni caminos falsos, sino cosas serias, arraigadas en la fe y en la realidad.

En todo esto, debemos recordar que el sentimiento de culpa, si se vive a la luz del amor de Dios, puede convertirse en una culpa feliz, como decía san Agustín.  Es a través de esa culpa que podemos resucitar, renovarnos y hacer nuevas todas las cosas.  La fe nos enseña que el sacrificio no es un fin en sí mismo, sino un camino que conduce a la luz, a la resurrección y a la verdadera libertad.

El amor de Dios está siempre presente, incluso en los momentos más difíciles.  Es la fuerza que nos permite perseverar, luchar contra las tentaciones y tener la voluntad de levantarnos después de cada caída.  La fe nunca es un camino fácil, sino que es un camino hecho de perseverancia, sacrificio y esperanza.  Sólo confiándonos completamente a Dios podemos descubrir la belleza de su voluntad, que es siempre para nuestro bien.

Esta enseñanza debe estar bien presente y transmitida por nuestros padres, como siempre lo ha estado en la historia y la tradición.  Es allí donde se desbloquean los recuerdos y se encuentra la verdad absoluta, certificada por siglos de testimonios de nuestros padres, mártires y santos.  No podemos darles la espalda ni ser tan presuntuosos como para pensar que nuestros “noticieros” tienen la verdad en sus manos.
Debemos respeto, mucho respeto, por el sacrificio de quienes nos precedieron, que muchas veces estuvo bañado en sangre.  Sólo así podremos enseñar, vivir y dar testimonio de la verdadera fe, ayudando a otros a encontrar el amor de Dios.

Ésta es una gran lección que podemos ofrecer, a pequeña y gran escala.  Vamos, avancemos juntos.

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Acerca de renaceralaluz

Decidí hace ya mucho tiempo vivir una vida coherente en razón de mis principios cristianos, lo que quiere decir que intento, en la medida que alcanzan mis fuerzas, llevar a la vida lo que el corazón me muestra como cierto: al Dios encarnado en Jesucristo con sus palabras, sus hechos y su invitación a salir de mi mismo para donarme sin medida. Adagio: El puente más difícil de cruzar es el puente que separa las palabras de los actos. Correo electrónico: 21aladinoalad@gmail.com

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