En ocasiones me pregunto Padre Eterno, porque no se cumplen en mí las promesas que espero de ti, cierto es papá que ya me has agasajado con grandes bendiciones incluso más de lo que podía esperar en principio, sin embargo, hace tiempo que espero otras de ti, y no acaban de realizarse o van por un camino demasiado lento. Así te pido, en numerosas ocasiones, que me saques de esta sequedad espiritual y que me des la llenura del Espíritu, que acabes de arrojar lejos de mí ciertos miedos o que me permitas conocer con más nitidez hacia donde he de dirigirme en tu seguimiento. Hoy por fin, como otras tantas veces, me has hablado por medio de tu palabra, abriendo la biblia al azar, y me has susurrado que antes de pedir la promesa (el Espíritu Santo) he de pedir fe y perseverar, porque Dios no falta a su juramento (Hebreos 6, 12) «Así, en lugar de dejarse estar perezosamente, imitarán el ejemplo de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas… Y por su paciencia, Abraham vio la realización de esta promesa».
Así es, sabemos por la biblia que Abraham primero creyó la promesa y se puso a los 75 años rumbo a un mundo desconocido (FE) y con 100 alcanzó la promesa del hijo, que Dios dijo le daría por medio de su esposa que, como sabemos, era estéril (perseverancia). Luego Señor, me revelas en el mismo capítulo, que tú no faltas a tus promesas, que las cumples siempre, cuando se dan los requisitos ya señalados, aunque en otras ocasiones sea, según tu inerrante parecer, de modo inmediato. (Hebreos 17-19) «Por eso Dios, queriendo dar a los herederos de la promesa una prueba más clara de que su decisión era irrevocable, la garantizó con un juramento. De esa manera, hay dos realidades irrevocables –la promesa y el juramento– en las que Dios no puede engañarnos. Y gracias a ellas, nosotros, los que acudimos a él, nos sentimos poderosamente estimulados para aferrarnos a la esperanza que se nos ofrece. Esta esperanza que nosotros tenemos, es como un ancla del alma, sólida y firme, que penetra más allá del velo».
Ahora Padre mío quedo tranquilo ya que es un consuelo saber que la promesa llegará porque tu amor permanece inalterable para siempre, como me has demostrado en tantas ocasiones y lo acabas de hacer en este momento. ¡Bendita sea tu Santísima Trinidad! con el regalo del Espíritu Santo que viene siempre a aleccionarnos y a confortarnos. ¡A ti toda la gloria Señor ahora y por siempre!
Dios, con este modo de hacer suyo, nos va puliendo; no se trata de que quiera probarnos, al estilo humano, para ver cómo reaccionamos cuando no nos dá lo que le pedimos: Dios es omnisciente y conoce el fondo de nuestro corazón; y, por esto mismo, sabe que es lo que nos conviene para perfeccionarnos; para hacernos cada día más semejantes a Él. De lo contrario ¿qué sería de nosotros si alcanzásemos todas las promesas al momento? ¿pensaríamos que son dones de Dios? seguramente nos inflaríamos, como pavos reales, de orgullo creyendo que aún, pecadores y miserables, nos las merecemos o que incluso nos pertenecen.
Buenas noches Padre amado, buenas noches hermanos, Dios bendiga vuestras vidas.
P. D. Según algunos estudiosos de la biblia, dicen que esta contiene hasta 3000 promesas de Dios.