«Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se conviertan».
En el evangelio de hoy Jesús nos deja claro tres cosas, primero, que el Justo, o más bien el que se cree Justo, porque nadie lo es en sí mismo, ya ha recibido su recompensa, que es nada, porque solo de Dios procede el bien y la satisfacción verdadera.
Lo segundo que Jesús nos da a entender con este evangelio, es que busca con especial interés a los enfermos del alma, a aquellos que por muy diferentes motivos han caído en oscuridad de muerte (que es el pecado) y necesitan restaurar sus vidas.
Jesús, como creador sabe que una cosa es la persona hecha a imagen de Dios; nacida para amar y gozar de su presencia, y otra su conducta, está última, siempre rescatable, especialmente cuando sus hijos se sienten amados de Dios y se dejan iluminar y guiar por el Espíritu Santo.
Y tercero, que Jesús viene, no ha dejarnos unas enseñanzas para que llenemos nuestro intelecto de conocimiento, sino que viene para que esa Palabra de Vida que él nos muestra, nos lleve a un cambio; a un cambio de mentalidad que conlleva, parejo, un cambio de conducta que se traduce en amar a Dios y al prójimo.
Amor con amor se paga, Dios nos ha dado la primera lección en esto del amor, primero haciéndonos a su imagen y luego dando su vida por nosotros para hacernos dignos de Él y merecedores de su Reino.
*Oración:* buenos días Padre te doy gracias por esta enseñanza de amor que nos deja tu hijo hoy y que muchos ya hemos experimentado, sé que nunca podré recompensar tanto
amor, pero deseo con todo mi corazón -en cualquier caso- que no se pase un sólo día de mi vida sin agradecerte esta oportunidad que me diste de conversión, de cambio. ¡Bendito y alabado seas Padre eternamente, porque tú haces bien todas las cosas y tú amor siempre se desborda!
https://evangeliodeldia.org/SP/gospel/2022-03-05
