El Evangelio del día
Evangelio según San Mateo 13,47-53.

Jesús dijo a la multitud: «El Reino de los Cielos se parece también a una red que se echa al mar y recoge toda clase de peces.
Cuando está llena, los pescadores la sacan a la orilla y, sentándose, recogen lo bueno en canastas y tiran lo que no sirve.
Así sucederá al fin del mundo: vendrán los ángeles y separarán a los malos de entre los justos,
para arrojarlos en el horno ardiente. Allí habrá llanto y rechinar de dientes.
¿Comprendieron todo esto?». «Sí», le respondieron.
Entonces agregó: «Todo escriba convertido en discípulo del Reino de los Cielos se parece a un dueño de casa que saca de sus reservas lo nuevo y lo viejo».
Cuando Jesús terminó estas parábolas se alejó de allí.

Comentario: hoy Jesús vuelve con otras palabras a explicar cómo es el Reino de Dios, el Reino que el Inaugura aquí en la tierra con su venida. Reino que abre las puertas para todos los creyentes con su Muerte y Resurrección; Reino cuyo motor es el Espíritu Santo y Reino que se prolonga más allá de esta vida con una recompensa final para todas las personas que, de buena voluntad, se hayan adherido a él poniendo por obra sus enseñanzas. De esta manera, Jesús, por un lado, nos vuelve a recordar hoy, que el esfuerzo tendrá su recompensa una vez traspasado el umbral de esta vida mortal. Y por otro, con el ejemplo del Escriba (que no solo entendía de contabilidad, sino de las escrituras), que Él viene a inaugurar un nuevo tiempo sin romper con lo ya revelado por Dios, al pueblo Judío, porque no se trata de un Dios diferente, sino del mismo Dios hecho hombre que en propia persona viene a dar plena luz a todo lo que anteriormente estaba en penumbra e inacabado por la misma inconsistencia y limitación humana. Dios inaugura así una nueva era que no tendrá fin a diferencia, de los procesos culturales humanos, donde él examen final, consistirá fundamentalmente, en el amor: el amor a Dios sobre Todas las cosas (del antiguo testamento) con un Mandamiento Nuevo e inédito hasta su predicación o más bien con dos, en el que nos pide por un lado amar al enemigo señalándonos a demás que para ello hay que entrar por la puerta estrecha y cuya entrada es Él mismo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre» (Juan 14, 6-7)

Acerca de renaceralaluz

Decidí hace ya mucho tiempo vivir una vida coherente en razón de mis principios cristianos, lo que quiere decir que intento, en la medida que alcanzan mis fuerzas, llevar a la vida lo que el corazón me muestra como cierto: al Dios encarnado en Jesucristo con sus palabras, sus hechos y su invitación a salir de mi mismo para donarme sin medida. Adagio: El puente más difícil de cruzar es el puente que separa las palabras de los actos. Correo electrónico: 21aladinoalad@gmail.com

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