Evangelio según San Lucas 8,16-18.
Jesús dijo a la gente:
«No se enciende una lámpara para cubrirla con un recipiente o para ponerla debajo de la cama, sino que se la coloca sobre un candelero, para que los que entren vean la luz.
Porque no hay nada oculto que no se descubra algún día, ni nada secreto que no deba ser conocido y divulgado.
Presten atención y oigan bien, porque al que tiene, se le dará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que cree tener».
Comentario: Jesús es la luz del mundo porque es Dios, no es un hombre más aunque se humillara a tal extremo que adoptara la misma condición humana para salvar a la criatura que el mismo había creado por amor y a imagen y semejanza suya.
Jesús ha venido como luz -la única verdadera- a iluminar nuestra inteligencia y nuestros corazones porque está en la esencia de su ser alumbrar lo que está en oscuridad de muerte, iluminar lo que Satanás quiere que permanezca bajo tinieblas para su propia ganancia, que no puede ser otra cosa que la muerte, la desesperación y la amargura.
Hoy Jesús nos revela que no hay nada oculto que no deba ser descubierto, por eso Jesús con su venida a este mundo, nos pone al descubierto con su palabra y su vida, que el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob no era un invento del hombre y, de esta manera, todas las tinieblas sobre la orfandad del hombre y su sin razón sobre esta tierra que habita, han adquirido un sentido a la luz, del que es Luz por sí mismo. Luz que disipa toda duda, toda confusión, toda oscuridad, todo camino sin salida y sin retorno. Dios es la Luz y nos llama a los que hemos sido alumbrados por él a ser testigos de esta luz que lleva a la salvación y que nos arrebata del dominio de la mentira donde él mundo y Satanás nos tenían envueltos para nuestra perdición y la de los nuestros.
Hoy Jesús, conocedor de lo que hay más allá de las tinieblas que nos envuelven, finaliza este evangelio con una advertencia y es que al que tiene, se le dará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que cree tener». Por eso, hoy y cada día llenémonos y retengamos la única fuente de Verdad y Sabiduría, a Jesús mismo, que con su Luz, su Evangelio, nos enseña el camino de la vida abundante; la vida que nos da más incluso de lo que realmente esperábamos para mayor gloria y alabanza de su Nombre.
Para finalizar recordemos lo que hoy nos dice S. Agustín en la lectura de Completas y también el Apóstol: *Proclama la palabra, insiste a tiempo y a destiempo*