Evangelio del día
El Evangelio del día
Los santos del día
Oraciones
30 Septiembre
Viernes de la 26ª semana del Tiempo Ordinario
El Evangelio del día
Evangelio según San Lucas 10,13-16.
¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros realizados entre ustedes, hace tiempo que se habrían convertido, poniéndose cilicio y sentándose sobre ceniza.
Por eso Tiro y Sidón, en el día del Juicio, serán tratadas menos rigurosamente que ustedes.
Y tú, Cafarnaún, ¿acaso crees que serás elevada hasta el cielo? No, serás precipitada hasta el infierno.
El que los escucha a ustedes, me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza, rechaza a aquel que me envió».
Comentario: hoy Jesús se queja de la falta de actitud de los habitantes de dos ciudades donde había realizado numerosos milagros; los cuales de nada sirvieron para la conversión de sus habitantes.
En ocasiones pedimos milagros a Dios, y si miramos hacia atrás vemos que él en muchas ocasiones nos ha atendido, pero no pasan bien unos días, en ocasiones hasta horas, para que olvidemos su favor volviendo a la misma vida de siempre; es decir a vivir según nuestros propios criterios donde Dios es un juguete de quita y pon; la maquinita del bar donde se le echa una moneda y sale la bola de plástico con el regalo para el niño. Dios no es un juguete en nuestras manos, Dios es nuestro Creador, el que maneja los hilos de la historia, un Dios infinitamente misericordioso, pero también justo que dará a cada uno lo mismo que este se ha negado a recibir de Dios dándole la espalda; a saber: libertad, vida, paz y salvación.
Lo mismo dice para los que rechazan a sus discípulos, Dios ama a los suyos, y estos le duelen tanto, que quien los rechaza por hablar y predicar en su nombre -en el nombre de Jesús- a él lo rechaza. Ojalá, hoy, volviendo la vista atrás y viendo los milagros que Dios ha hecho en nuestras vidas, en la vida de nuestros familiares y amigos, en la vida de tantos y tantos miles de personas que se han convertido, reflexionemos para que Dios no tenga que decirnos ¿Hasta cuando? ¡Cuidado porque el tiempo se acaba, no somos dueños del tiempo y con él se van también las oportunidades!
