Sábado después del Miércoles de Ceniza
El Evangelio del día
Evangelio según San Lucas 5,27-32.
Jesús salió y vio a un publicano llamado Leví, que estaba sentado junto a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: «Sígueme».
El, dejándolo todo, se levantó y lo siguió.
Leví ofreció a Jesús un gran banquete en su casa. Había numerosos publicanos y otras personas que estaban a la mesa con ellos.
Los fariseos y los escribas murmuraban y decían a los discípulos de Jesús: «¿Por qué ustedes comen y beben con publicanos y pecadores?».
Pero Jesús tomó la palabra y les dijo: «No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos.
Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se conviertan».
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.

Santa Faustina Kowalska (1905-1938)
religiosa

Pequeño diario (Petit journal, La Miséricorde divine dans mon âme, Parole et Dialogue, 2002)
¡Que los corazones se vuelvan con confianza hacia tu misericordia!
Dios de gran misericordia, tú que enviaste a tu Hijo único como la más grande prueba de amor y misericordia insondable, no rechazas a los pecadores. Al contrario, con tu insondable misericordia les abriste el tesoro del que pueden sacar en abundancia, no sólo la justificación, sino toda la santidad que el alma llega a alcanzar.

Padre de gran misericordia, deseo que todos los corazones se tornen hacia ti con confianza hacia tu misericordia infinita. Nadie se justificará ante ti si tu misericordia inconmensurable no lo acompaña. Cuando tú desvelarás el misterio de Tu misericordia, la eternidad será poco para agradecerte como conviene.

¡Cómo es dulce tener en el fondo del alma lo que Iglesia nos ordena creer! Cuando mi alma está inmersa en el amor, resuelvo claramente e instantáneamente las cuestiones más difíciles. Sólo el amor es capaz de pasar precipicios y cimas de montañas. El amor, una vez más, el amor.

Acerca de renaceralaluz

Decidí hace ya mucho tiempo vivir una vida coherente en razón de mis principios cristianos, lo que quiere decir que intento, en la medida que alcanzan mis fuerzas, llevar a la vida lo que el corazón me muestra como cierto: al Dios encarnado en Jesucristo con sus palabras, sus hechos y su invitación a salir de mi mismo para donarme sin medida. Adagio: El puente más difícil de cruzar es el puente que separa las palabras de los actos. Correo electrónico: 21aladinoalad@gmail.com

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