Perdonar de corazón, esa es la clave para estar en paz con uno mismo, con el hermano y sobre todo con Dios, con el cual tenemos la deuda mayor; la de su propia vida. El victimismo no me exime de mis deudas.

Martes de la 3a semana de Cuaresma
Evangelio según San Mateo 18,21-35.
Se adelantó Pedro y le dijo: «Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?».
Jesús le respondió: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.
Por eso, el Reino de los Cielos se parece a un rey que quiso arreglar las cuentas con sus servidores.
Comenzada la tarea, le presentaron a uno que debía diez mil talentos.
Como no podía pagar, el rey mandó que fuera vendido junto con su mujer, sus hijos y todo lo que tenía, para saldar la deuda.
El servidor se arrojó a sus pies, diciéndole: «Señor, dame un plazo y te pagaré todo».
El rey se compadeció, lo dejó ir y, además, le perdonó la deuda.
Al salir, este servidor encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, tomándolo del cuello hasta ahogarlo, le dijo: ‘Págame lo que me debes’.
El otro se arrojó a sus pies y le suplicó: ‘Dame un plazo y te pagaré la deuda’.
Pero él no quiso, sino que lo hizo poner en la cárcel hasta que pagara lo que debía.
Los demás servidores, al ver lo que había sucedido, se apenaron mucho y fueron a contarlo a su señor.
Este lo mandó llamar y le dijo: ‘¡Miserable! Me suplicaste, y te perdoné la deuda.
¿No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecí de tí?’.
E indignado, el rey lo entregó en manos de los verdugos hasta que pagara todo lo que debía.
Lo mismo hará también mi Padre celestial con ustedes, si no perdonan de corazón a sus hermanos».
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.

Isaac el Sirio (siglo VII)
monje cercano a Mossoul

Discursos espirituales, primera serie, Nº 58
“¿No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecí de tí?” (Mt 18,33)
La compasión, por un lado, y el juicio por simple equidad por otro, si permanecen en el mismo corazón son como un hombre que adora a Dios y los ídolos en una misma casa. La compasión es el contrario del juicio por simple justicia. El juicio estrictamente de justicia de equidad implica la misma repartición de una medida semejante para todos. Da a cada uno lo que merece, no más. No se excede ni por un lado ni por otro, no discierne en la retribución. Pero la compasión nace de la gracia, se inclina hacia todos los seres con un mismo afecto, se distancia de la pena equitativa para los que son dignos de castigo y colma más allá de toda medida a los que son dignos del bien. La compasión es, pues, compañera de la justicia, el juicio sólo está de parte del mal...Como un grano de arena no pesa tanto como el oro, la justicia equitativa de Dios no pesa tanto como su compasión. Como un puñado de arena que cae en el océano son las faltas de todo ser humano en comparación con la providencia y la piedad de Dios. Así como una fuente que mana con abundancia no podría ser restañada por un puñado de polvo, así la compasión del Creador no puede ser vencida por la malicia de las criaturas. El que guarda resentimiento cuando ora es como un hombre que siembra en el mar y espera la cosecha.

Acerca de renaceralaluz

Decidí hace ya mucho tiempo vivir una vida coherente en razón de mis principios cristianos, lo que quiere decir que intento, en la medida que alcanzan mis fuerzas, llevar a la vida lo que el corazón me muestra como cierto: al Dios encarnado en Jesucristo con sus palabras, sus hechos y su invitación a salir de mi mismo para donarme sin medida. Adagio: El puente más difícil de cruzar es el puente que separa las palabras de los actos. Correo electrónico: 21aladinoalad@gmail.com

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