Es más fácil que se encuentre con la verdad una persona que no la busca, pero que está libre de prejuicios; entre los que se hallarían, los vacíos de sí mismos. Que aquellos qué, buscando la verdad denodádamente, partieron de prejuicios filosóficos, políticos, dogmáticos, intelectuales, religiosos, clasistas, sexistas, generacionales y, sobretodo, personales, es decir, aquellos que cercaron su corazón, para endiosarse de sus conocimientos.
Es por eso, que fueron los pastores los primeros en creer la buena noticia del nacimiento del hijo de Dios; como fueron, de igual modo, los pobres de espíritus, los vacíos de si mismos, los humildes, los señalados y excluidos de la sociedades, los que siguieron en masa a Jesucristo a través de todos los tiempos.
1 Corintios 1, 25-27. «Porque la necedad de Dios es más sabia que los hombres, y la debilidad de Dios es más fuerte que los hombres. Pues considerad, hermanos, vuestro llamamiento; no hubo muchos sabios conforme a la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que Dios ha escogido lo necio del mundo, para avergonzar a los sabios; y Dios ha escogido lo débil del mundo, para avergonzar a lo que es fuerte»;…