Meditación: En esta primera lectura se nos habla de la persecución de los primeros cristianos, de solidaridad entre ellos, especialmente, con los que estaban en la cárcel, de vivir en la esperanza de Cristo y la recompensa Eterna a pesar de que fueron despojados de sus bienes, nos habla especialmente de ser constantes; porque, de lo contrario, de nada habría servido su fe primera. Parece que nuestro tiempo y el de épocas pasadas no dicta mucho de esa primera persecución, los cristianos fueron perseguidos y lo siguen siendo en regímenes totalitarios especialmente por el comunismo donde se impide la expresión libre de la fe, siendo está reprimida o supeditada a la vigilancia y control del régimen de turno. Los cristianos son hoy también perseguidos en oriente por grupos radicales de islamitas que atacan poblados, queman iglesias, se apropian de sus bienes y secuestran a sus niñas para hacerlas esclavas sexuales. Los cristianos empiezan a ser perseguidos como antaño, en occidente, impidiendo o soliviantando su libertad de expresión, por grupos con ideología de género o ideología política, en unas ocasiones atacando a sus sentimientos con grotescas caricaturas, en otras atacando la libertad de culto cerrando capillas universitarias, y en otras ejecutando actos grotescos o vandálicos dentro de los templos para el culto religioso o contra sus representantes eclesiales. Y, por último, se han propuesto marginar a los profesores de religión, en los colegios, como si de auténticos apestados se tratase, impidiendo que estén en la hora de recreo con el resto de profesores y niños; esto tiene un nombre y se llama acoso laboral o neofascismo.
Oración: Padre estamos a la espera de la segunda venida de tu hijo, que en esta expectación no nos dejemos vencer por todos aquellos que están en contra de la Verdad que eres tú, te pido, en esta hora, por ellos; para que les ilumines con la luz de tu espíritu; porque Tú has dado la vida, también, por ellos para que sean salvos y vivan en el amor y no en el temor, la venganza y el odio. Te pido padre que sanes las heridas de su alma, les lleves a la verdad; y para el resto de tu pueblo; que vivamos confiados en la espera de tus promesas, buscando la unidad y el apoyo de unos con otros.
Para la vida. Trataré de mantenerme firme en la fe, estando unido a Ti por la oración y buscando el apoyo en mis hermanos cuando me venga el desaliento. Buscaré espacios para el dialogo y no para la confrontación con los incrédulos y beligerantes; y, por último, trataré de vivir coherentemente con mis creencias, para no ser motivo de escándalo para el mundo y, especialmente, para guardar y preservar la inocencia de los niños, cuidando mi lenguaje y sirviendo de buen ejemplo con mis actos.