Buenos días hermanos comencemos el año con el mejor de todos los propósitos: no juzgar al hermano. Al hacerlo levantamos muros de incomunicación. El que mata a una persona acaba con su cuerpo; el que juzga, en cambio, da muerte en vida a una persona haciendo de ella un cadáver viviente. Es más Jesús nos dice unas palabras muy duras en el evangelio de Mateo 7, 1-5 a este respecto: «No juzguéis para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzguéis, seréis juzgados; y con la medida con que midáis, se os medirá. ¿Y por qué miras la mota que está en el ojo de tu hermano, y no te das cuenta de la viga que está en tu propio ojo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás con claridad para sacar la mota del ojo de tu hermano. No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las huellen con sus patas, y volviéndose os despedacen».