pornografia-pecado-mortal-afecta-vidaTodos sabemos que Jesús murió por nuestros pecados, es decir para conmutarnos la pena por cada uno de nuestros pecados. Y no solo eso, sino que Jesús nos dice que aquel que confiese su pecado será purificado de toda maldad (1 Juan 1, 9). Esto es así de sencillo y de claro, aunque no terminamos de creerlo de todo, atendiendo a nuestro modo de actuar. Así es, puesto que pensamos que nos salvamos en virtud del cumplimiento de la ley de Dios (de nuestro merito), sin tener en cuenta que es la misma ley la que nos condena porque nadie está libre de pecado. La ley se interpone entre nosotros y la gracia de Jesucristo que es superior a nuestras tendencias e inclinaciones: la ley nos condena porque nadie ha sido capaz de vivir según la ley, sino Jesucristo el único Justo ante Dios Padre. Es la fe en Cristo entonces, vivir bajo sus promesas, tal y como ABRAHAM creyó en la promesa de Dios la que nos da Vida en Cristo, con él cual formamos un solo cuerpo, al haber sido revestidos de Cristo por el bautismo. Y si formamos un solo cuerpo con él, también hemos recibido su mismo Espíritu, el cual nos conducirá a causa de nuestra fe a la meta de la santidad y la Vida eterna, imposible por otro lado bajo el imperio de la ley que solo sirve para señalar nuestro pecado ante Dios.
Me diréis a qué viene todo esto, pues tiene una simple explicación, estaba yo muy apesadumbrado esta tarde por haber pecado. ¡Y como no…! ahí intervino el Diablo para persuadirme de no seguir en el seguimiento de Cristo, de que no tenia remedio, como si fuese yo por mis méritos y no por los méritos de Cristo en la cruz, que perdono ese pecado y todos los anteriores, el que me dio una nueva vida hace años atrás y me abrió las puertas del cielo. Pero Dios que comenzó su obra en mi desde el vientre de mi madre no me dejó tirado en medio de mi miseria. De este modo le pedí una palabra de aliento en las Escrituras, como otras tantas veces, para salir adelante en la acusación que me hacia el diablo para desistir, para abandonar en mi fragilidad. Y esa palabra vino a mí por el Espíritu Santo, que me mostró, a través de la carta a los Galastas cap 3 y de 1 de Juan 1, 9-10, lo que anteriormente he querido comunicarles, que es Cristo que se ha hecho uno con nosotros por el bautismo, el que nos purifica de todo pecado, nos da una nueva vida de hijos, y él que puede vencer la tendencia del pecado en nosotros, como ya lo hizo en su misma persona, por medio de su Espíritu, que obra en nosotros la Santidad. El que cree esto se salvará, porque ha creído en la promesa de Jesús y ha asumido su propia debilidad para confesar su pecado, su incapacidad para salvarse por sí mismo. Dios te bendiga hoy y siempre en el nombre todo poderoso de Jesucristo.

Acerca de renaceralaluz

Decidí hace ya mucho tiempo vivir una vida coherente en razón de mis principios cristianos, lo que quiere decir que intento, en la medida que alcanzan mis fuerzas, llevar a la vida lo que el corazón me muestra como cierto: al Dios encarnado en Jesucristo con sus palabras, sus hechos y su invitación a salir de mi mismo para donarme sin medida. Adagio: El puente más difícil de cruzar es el puente que separa las palabras de los actos. Correo electrónico: 21aladinoalad@gmail.com

Un comentario »

  1. Mr. Alejandro Guevara dice:

    Excelente artículo.

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