Nos jugamos mucho en estas elecciones y no solo en lo económico que, como vemos, mes a mes, la economía se contrae, el paro va en aumento y todas las previsiones de los expertos reducen el crecimiento de nuestro PIB con respecto a años anteriores. Sin embargo, sigue el derroche de dinero para aumentar el clientelismo de diversos colectivos, entre ellos el feminista y LGTB; y, además  amordazándose a los sindicatos afines a la ideología de Pedro Sánchez, regándolos con subvenciones millonarias procedente de los impuestos de todos los españoles. Por otro lado, se sigue subvencionando a los partidos políticos, algunos de los cuales se dedican a abrir heridas del pasado, para dividir a los españoles y mantenerlos entretenidos con mitos o leyendas ocultando los hechos reales del pasado.   

Pero como decía, anteriormente, nos jugamos mucho más que lo económico, están en juego nuestras libertades, y la defensa de la vida, el cerco cada día es más fuerte contra todos aquellos que se salgan del Pensamiento Único, es decir de las leyes que establecen ciertos gobiernos, presionados por organismos internacionales, por lobbies de poder y medios de comunicación que viven de explotar el morbo, para hacer aflorar, con ello, los instintos más primarios y bajos del ser humano. De igual modo, la libertad de conciencia y deontológica cada día está más amenazada para profesionales no solo con el aborto, sino con la introducción, ahora, en el programa electoral del PSOE, de una ley para legalizar la eutanasia: no solo representa una amenaza para los profesionales sino para todas aquellas personas que se les convenza de que son un estorbo, por su edad o su enfermedad para la sociedad (en algunos países, ni siquiera forma parte ya de una decisión del paciente o de sus familiares, sino de un Juez o un tribunal, que al más puro estilo nazi decide, motu proprio, quien es acto para vivir y quien no). La amenaza para la libertad de expresión viene igualmente con el nuevo delito de odio, una caza de brujas, que se ha introducido ya en muchas autonomías, para que nadie pueda opinar, ni siquiera con argumentos científicos, en contra de la Ideología de Género. Delito sin embargo que no puede servir cuando se trata de atacar al varón, blanco, hetero-patriarcal, bla, bla…, incluso suprimir este delito para cuando el ataque sea contra la iglesia o contra algún miembro de la misma, como también propone algún partido de la izquierda; es decir la ley del embudo. Ahora bien, yo me pregunto: cuando no existe incitación al odio, cuando no existe agresión física, ni insulto, contra una persona o un determinado colectivo, supongamos el feminista, sino que se trata de contrastar evidencias, argumentos científicos y de sentido común, contra una determinada proposición ideología ¿cuál es la vara de medir, entonces, del odio, si este, como el amor, es una cualidad interna del alma, invisible a los “rayos x”; a los ojos del hombre?. Por cierto, yo he conocido a algunos adúlteros, que eran super cariñosos y amabilísimos con sus mujeres, y nadie podría sospechar, ni siquiera sus propias mujeres, su doble juego ¿Como se puede medir, vuelvo a repetir, el odio o el amor, dónde está el baremo, quien fue el mesías que lo inventó? ¿Se puede decir que usted odia a su padre, a su madre, o a su hijo, porque no le concede, o no está de acuerdo con él en todo lo que propone? ¿de igual manera se puede decir que usted odia a un colectivo, minoritario, porque no está de acuerdo en todo lo que este le proponga no solo para él sino para toda la sociedad y en su modo de contradecir la pura realidad empírica?

Pues sí, estas son las propuestas de la mayoría del arco de partidos políticos en España, que nos proponen leyes restrictivas contra la libertad de expresión -con multas y con cárcel- contra aquellos que se manifiestan pacíficamente ante una clínica abortiva, por ejemplo; o contra aquellos, otros, que opinan y argumentan contra leyes que atentan contra la integridad moral de sus hijos en los colegios, por la introducción de la Ideología de Género, por ejemplo; o por la discriminación del hombre frente a la mujer -la presunción de inocencia- ante cualquier acusación sin pruebas de un delito de violencia de “genero”. Y la última que viene, si gana la Izquierda, en la que solo se podrán contar del Franquismo, lo malo, obviando la propia historia, y hecha a la medida de personas que ni siquiera vivieron en ese periodo histórico porque aún no habían nacido.  Así, pues, si no estamos asistiendo a una dictadura, en cubierta, que alguien me lo explique. Y podría seguir hablando de los medios de comunicación, subvencionados directa e indirectamente por los gobiernos autonómicos, o de las últimas declaraciones de Pedro Sánchez, donde el subconsciente le jugó una mala pasada y puso contra las cuerdas al poder judicial, diciendo que dependía del gobierno, etc, etc, etc. El problema es que esto no tiene visos de solución, porque la mayoría de partidos están conformes y satisfechos con esta dictadura, real y mediática, con apariencia de democracia, porque piensan que es suficiente con pedir nuestro voto cada cuatro años (últimamente cada 6 meses) sin contar luego con la ciudadanía entre elección y elección.

Esto es lo que tenemos, el peligro está ahí y esconder la cabeza como el avestruz, no quita para que te pase por encima la apisonadora.

Lo ideal seria no votar, hasta que nos dotásemos de una democracia, donde el pueblo eligiese directamente a sus representantes y, por otra parte, fuese el mismo pueblo el que propusiese las leyes de las que desea dotarse. Pero, no obstante, considero que no votar o dar tu voto a aquellos que, claramente, quieren coartar y restringir tus libertades, es contribuir a un panorama muy poco halagüeño, sobre todo, por lo que estamos viendo en Latinoamérica; es decir, que el gobierno de izquierda que va entrando últimamente en esos países, no sale, luego, ni a tiros, por más que lleve al país a la miseria. Y dice el refrán que «Cuando las barbas de tu vecino veas afeitar, pon las tuyas a remojar»

https://es.wikipedia.org/wiki/Movimiento_Ciudadano_hacia_la_Rep%C3%BAblica_Constitucional

 

Acerca de renaceralaluz

Decidí hace ya mucho tiempo vivir una vida coherente en razón de mis principios cristianos, lo que quiere decir que intento, en la medida que alcanzan mis fuerzas, llevar a la vida lo que el corazón me muestra como cierto: al Dios encarnado en Jesucristo con sus palabras, sus hechos y su invitación a salir de mi mismo para donarme sin medida. Adagio: El puente más difícil de cruzar es el puente que separa las palabras de los actos. Correo electrónico: 21aladinoalad@gmail.com

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