Estamos en un tiempo que todo es confuso, parece que nos movemos sobre una tela de araña mal tejida donde nadie puede sostenerse. Tal vez los poderes públicos son los únicos que se mantienen en su línea, la de todos los tiempos y todos los siglos. Ya lo dijo Jesucristo a sus discípulos (Mateo 20:25): «Saben que los jefes de las naciones las tiranizan y que los grandes las oprimen». Lo que sucede en estos tiempos es que la información no solo nos llega desde esos poderes tiránicos, sino que la información viene de otras muchas fuentes, con lo cual no sabemos a qué atenernos. Yo diría que ahora el único asidero seguro es el sentido común si es que este sigue funcionando en nosotros, porque parece que ya poca gente apela a él, y muchas de ellas incluso lo han perdido al haber sido educadas en la fe ciega del voluntarismo, el positivismo y el sentimentalismo personal e inmanente del yoísmo, claudicando de las fuentes clásicas del conocimiento, a saber: la revelación, el conocimiento empírico (la ciencia, la medicina, la biología, etc) y la razón. Dichos canales de comunicación, no gubernamentales, a los que me refería anteriormente, no pocas veces, al igual que los poderes públicos no están libres de intereses, de ideología, de vanidad, y, sobre todo, de un sentimiento de revancha hacía unos poderes públicos tiránicos que no cuentan con la sociedad civil para nada. Todo lo anterior es caldo de cultivo, para que la verdad y las buenas intenciones que tienen en principio estos adalides de las redes sociales, los lleve a una posición tan extrema, que lo único que consiguen es desacreditarse a sí mismos opacando la parte verdad que realmente poseen en principio. No quiero ser uno más de ellos y siendo ecuánime, tengo que decir que siempre se encuentran, en esas mismas redes de comunicación (ya no tan libres como meses antes de la Covd 19) personas sensatas, bien informadas, independientes, libres de vanagloria e ideas preconcebidas y totalitarias (terreno de las ideologías), que no han perdido ese sentido común del que hablábamos (el seny, como le llaman los catalanoparlantes) avalado principalmente por el conocimiento empírico y las leyes naturales; confirmadas las mismas -para los que somos creyentes- por verdades universales reveladas por Dios al pueblo judío, y esclarecidas finalmente por Jesucristo en la historia (Dios mismo hecho hombre).

Considero que mucha veces ese caos informativo al que asistimos, aparte del gubernamental que a nadie se le oculta se mueve por el interés de mantenerse en el poder, el de muchos youtubers, bloggers, y demás influencers en redes sociales, viene propiciado, sobre todo, por tres motivos, uno porque se sitúan en el terreno de la especulación a partir de ciertos hechos reales (entre ellos hay personas incluso con preparación académica); otro porque confunden verdad con ideología y repiten con fe ciega lo que han oído de otros sin cuestionar nada, y el tercero por vanidad; es decir, una especie de rivalidad que se crea entre influencers con temáticas coincidentes, por mantener al alza el número de sus fans, y una imagen que luego tienen que mantener, a toda costa, aunque les lleve a claudicar de la moral y de la ética. Ni que decir, que entre ellos también se encuentran algunos que se sitúan en el campo de la pseudociencia y el esoterismo, terreno muy resbaladizo donde el sectarismo y la manipulación mental, son caldo de cultivo para muchos incautos, ávidos de remedios milagrosos que no conlleven sacrificio ni renuncia, y en los que las reglas las pone el mismo individuo al que se le eleva a la categoría de Dios.

Es el momento de discernir con que fuentes quedarse, yo principalmente me quedo con la Palabra de Dios, cuanto más la leo, más me percato de que toda la sabiduría que necesita el hombre para alcanzar la paz interior y la vida eterna está contenida en ella. No hay nada que haya pasado en mi vida, de lo que Dios no me estuviera avisando con su Palabra en las Escrituras. Del mismo modo que no hay nada que esté por venir, que, de igual modo, esté ya plasmado por escrito (por lo cual nada debe cogernos por sorpresa), Dios no miente y nos da el conocimiento y la sabiduría necesaria para navegar en este mundo con todo tipo de viento, a favor, en contra y huracanado. Las mejores rutas a tomar: la fe, la humildad, la mansedumbre y benignidad.

Acerca de renaceralaluz

Decidí hace ya mucho tiempo vivir una vida coherente en razón de mis principios cristianos, lo que quiere decir que intento, en la medida que alcanzan mis fuerzas, llevar a la vida lo que el corazón me muestra como cierto: al Dios encarnado en Jesucristo con sus palabras, sus hechos y su invitación a salir de mi mismo para donarme sin medida. Adagio: El puente más difícil de cruzar es el puente que separa las palabras de los actos. Correo electrónico: 21aladinoalad@gmail.com

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