«Tengan cuidado de los falsos profetas, que se presentan cubiertos con pieles de ovejas».

Esta es la recomendación que Jesús nos hace en el Evangelio de hoy, y para ver que es un falso profeta solo hay que ir al antiguo testamento, a la misma palabra de Dios. El profeta era aquella persona capaz de exponer su vida y prestigio personal por hacer llegar al rey y al pueblo la palabra que Dios le había mandado comunicar, él era una simple herramienta en manos de Dios, los falsos profetas en cambio no hacían de transmisores de la palabra de Dios, sino que se servían de su inteligencia y de su capacidad argumentativa, o de lo que ya habían dicho otros profetas en la antigüedad para otros intereses terrenales que no eran los de Dios. El profeta era una persona coherente, vivía conforme a los mandamientos de Dios, sin tergiversar sus palabras. Por otro lado, la obediencia a Dios estaba por delante de cualquier otra persona o cosa que se opusiera a la misma, incluso la del Rey. El profeta hablaba con palabras contundentes sin dudar, con la convicción que sabía que no eran suyas, sin añadir ni quitar, aunque, esas mismas palabras no fuesen agradables a oídos del pueblo y sacudiesen su conciencia; el falso profeta, por el contrario, creaba falsas expectativas, pregonaba un porvenir halagüeño, el mismo que él no podía asegurar, para ganarse el favor de la gente sin importarle, en realidad, la corrupción en la que había caído el pueblo. El verdadero profeta era una persona de oración que además de llevar la palabra de Dios, intercedia ante Él por su pueblo, para que el castigo que se les avecinaba fuese suavizado por Dios; los falsos profetas, en cambio, no les importaba el que el pueblo se hubiera alejado de Dios, sino salvar su posición de privilegio, a demás de carecer de discernimiento, por su misma perversión personal y lejanía de Dios para anticipar lo que se les venía encima. El verdadero profeta denunciaba el sincretismo religioso del pueblo y del rey; el haber aceptado la idolatría y otras costumbres, entre ellas, las prácticas esotéricas y animistas de los pueblos que convivían con ellos y de otros cercanos. Al falso profeta, sin embargo, no le preocupaba está contaminación de la que Dios advertía continuamente para que no entrasen en el terreno del del Enemigo, el terreno de la oscuridad, de confusión, del desorden, la perversión y la falsas prácticas que separan del único Dios de la Vida. El verdadero profeta era escuchado por Dios, el cual respondía a su súplicas y era protegido en momentos difíciles por la omnipotencia divina; el falso profeta, en cambio, al final quedaba en evidencia delante del rey y del pueblo, porque no contaba con el favor de Dios.
Bueno, estas son algunas pistas que encontramos en la Biblia y que nos sirven hoy, igualmente, para discernir si realmente estamos ante un profeta, un hombre de Dios, o ante un títere en manos de su propios deseos o delirios personales, avesces incluso bajo la misma influencia del Diablo llevado de su vanidad, soberbia, orgullo o, incluso miedos.

«Himno matutino»
Manual de Oracion, libro Encuentro.

«Creador sempiterno de las cosas
que diriges el curso de los tiempos,
Tú restauras la fuerza de la tierra
alternando los días y las noches.
Ya pregona la aurora vigilante
la llegada feliz del nuevo día,
presurosos salgamos a su encuentro, emprendamos alegres la mañana.
Pon tus ojos, Jesús, sobre nosotros, no nos cubra la noche del pecado, a tu luz las tinieblas se iluminan, las maldades en llanto se desatan.
Enardece, Señor, los corazones,
multiplica el anhelo de las almas,
suba a Ti como ofrenda mañanera
la oración y los cantos de tus siervos.
Bendición, alabanza y poderío
a Dios Padre y al Hijo, luz del mundo, en unión del Espíritu divino desde siempre,
por siempre y para siempre. Amén

https://evangeliodeldia.org/SP/gospel/2022-06-22

Acerca de renaceralaluz

Decidí hace ya mucho tiempo vivir una vida coherente en razón de mis principios cristianos, lo que quiere decir que intento, en la medida que alcanzan mis fuerzas, llevar a la vida lo que el corazón me muestra como cierto: al Dios encarnado en Jesucristo con sus palabras, sus hechos y su invitación a salir de mi mismo para donarme sin medida. Adagio: El puente más difícil de cruzar es el puente que separa las palabras de los actos. Correo electrónico: 21aladinoalad@gmail.com

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