Comentario al Evangelio del día según San Mateo 7,21-29
Los dones que Dios otorga son irrevocables, pero estos no son los que salvan al hombre porque ellos provienen de Dios y no de nuestro esfuerzo personal, como tampoco una iglesia llena, enlazando con el evangelio de ayer, tiene que ver -siempre- con los frutos que el espíritu Santo deja en nosotros (bandera que esgrimen algunos, tanto desde sectores conservadores como liberales, para decir que les asiste la razón) también las sectas tienen el poder de atraer a multitud de personas, así como ha pasado con grades líderes políticos que, a la postre, resultaron ser genocidas. De esta manera vemos que la única manera de agradar a Dios es haciendo su voluntad. Tenemos un ejemplo muy claro en el libro de Job, allí vemos como el personaje que nos presenta este libro, a la vista de todos los paisanos que le rodeaban podía estar cargado de frutos por su cercanía a Dios y su bondad; de tal manera que todo le iba bien, la familia, la economía, las amistades, la servidumbre, etc. Sien embargo, el diablo que es un ser puramente intelectual, que no se fía de las apariencias, pide a Dios tentar a Job, para ver si realmente está edificado sobre roca (sobre su voluntad), o se desmoronaría cuando todo lo que había recibido de Dios le fuese arrebatado. Como podemos ver en ese mismo libro del antiguo testamento, el Diablo “salió con el rabo entre las patas» (nunca mejor dicho), perdió su apuesta ante Dios, después de comprobar que Job estaba edificado sobre cimiento firme.
Así, pues, Job guardaba una relación íntima con Dios, le conocía, sabía que Dios es Dios, que no pierde su esencia y su ser en razón de que a él le fuera bien o mal, y aunque no entendía lo que le estaba pasando y pedía razones a Dios, Job permaneció firme, aceptando la voluntad del Señor. Job por esa cercanía con Dios sabía bien *la nada* que era ante el Todopoderoso, y por eso dice en (Job 1, 21-22): «Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allí. El Señor me lo dio y el Señor me lo quitó: ¡bendito sea el nombre del Señor!».
En todo esto, Job no pecó ni dijo nada indigno contra Dios.
Jesús hoy nos invita, por tanto, a edificar sobre Roca, y edificar sobré Roca significa, como él mismo explica a renglón seguido, poner en práctica sus enseñanzas (su Palabra), de tal modo que vemos -muy al contrario de lo que dicen algunos- que la sola fe no basta.
Construyamos pués sobré la Roca, la Roca de Jesucristo, para que realmente demos los frutos que el Espíritu Santo nos deja cuando así edificamos; a saber, gozo, paz, paciencia, longanimidad, bondad, benignidad, mansedumbre, fidelidad, modestia, continencia y castidad.