«Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente.»
Jesús nos invita con este evangelio a dar gratuitamente lo que a su vez nosotros, por su misericordia, hemos recibido. Nos invita, en primer lugar, a anunciar que el Reino de Dios está cerca, tan cerca de los que nos escuchan como dar un sí al Señor, decirle te acepto Jesús como él Dios y Señor de mi vida, creo en ti, espero en tí, y pongo mi vida en tus manos para que hagas de ella como mejor te convenga. Este primer paso es el más difícil de todos, porque solo depende de nuestra voluntad. En cambio, el camino -como todo camino- se va haciendo paso a paso y, en él, Jesús se convierte en nuestro compañero de viaje para, con su ayuda, ir sorteando las dificultades del mismo hasta llegar a la meta: la corona de gloria que nos aguarda en el cielo.
También nos ordena ir sin equipaje, y lo hace, por un lado, para que nos demos cuenta que su reino, como dice en otro lugar de las escrituras, no es de este mundo, al igual que aquellos que nos escuchen se percaten que el Reino de Dios, no es un reino de lo efímero, de lo material, de lo pasajero, sino un reino de paz, amor y Justicia que se perpetua más allá de esta vida en la eternidad; y, por otro lado, para que veamos que Dios es providente y de este modo no andemos preocupados, en demasía, por el sustento y el mañana hasta el grado que ello nos robe la paz. Por eso dice: «El trabajador merece su salario» y Dios se lo da a los trabajadores y cuidadores de su viña, de su Reino.
Después Jesús nos habla en este Evangelio también de las consecuencia que aguardan a aquellos que no escuchen y reciban a sus enviados, un juicio aún más duro que a los habitantes de Sodoma y Gomorra, porque estos, a fin de cuenta, no conocieron ni oyeron hablar del hijo de Dios y del Reino que ha venido a traernos. Y no solo eso, sino que todo aquel que rechace a sus enviados, -ahora los miembros de su iglesia- él mismo se aleja de la gracia de Dios y, por tanto, queda a merced del otro reino, del reino de las tinieblas, muerte para el alma y lo que está repercute para otras áreas de la vida personal y social en las que la persona se desenvuelve.