Salmo 104(103),1-2a5.6-7.10.12.24.35c.
Bendice al Señor, alma mía:
¡Señor, Dios mío, qué grande eres!
Estás vestido de esplendor y majestad
y te envuelves con un manto de luz.
Afirmaste la tierra sobre sus cimientos:
¡no se moverá jamás!
El océano la cubría como un manto,
las aguas tapaban las montañas;
pero tú las amenazaste y huyeron,
escaparon ante el fragor de tu trueno.
Haces brotar fuentes en los valles,
y corren sus aguas por las quebradas.
Las aves del cielo habitan junto a ellas
y hacen oír su canto entre las ramas.
¡Qué variadas son tus obras, Señor!
¡Todo lo hiciste con sabiduría,
la tierra está llena de tus criaturas!
¡Bendice al Señor, alma mía!
Evangelio según San Marcos 6,53-56.
Después de atravesar el lago, llegaron a Genesaret y atracaron allí.
Apenas desembarcaron, la gente reconoció en seguida a Jesús,
y comenzaron a recorrer toda la región para llevar en camilla a los enfermos, hasta el lugar donde sabían que él estaba.
En todas partes donde entraba, pueblos, ciudades y poblados, ponían a los enfermos en las plazas y le rogaban que los dejara tocar tan sólo los flecos de su manto, y los que lo tocaban quedaban curados.
Comentario: Santa Faustina Kowalska (1905-1938)
religiosa
Diario, 949 – 950
“Todos los que tocaron la franja de su manto, quedaron sanos”
Misericordia divina, que nos acompañas toda la vida, confío en ti.
Misericordia divina, que nos rodeas particularmente en la hora de la muerte, confío en ti.
Misericordia divina, que nos das la vida eterna, confío en ti.
Misericordia divina, presente en cada instante de nuestra vida, confío en ti.
Misericordia divina, que nos proteges del fuego del infierno, confío en ti.
Misericordia divina, que conviertes a los pecadores recalcitrantes, confío en ti.
Misericordia divina, maravilla para los ángeles, inconcebible para los santos, confío en ti.
Misericordia divina, insondable en todos, los misterios divinos, confío en ti.
Misericordia divina, que nos levantas de toda miseria, confío en ti.
Misericordia divina, fuente de nuestra felicidad y nuestro gozo, confío en ti.
Misericordia divina, que nos llamas de la nada a la existencia, confío en ti.
Misericordia divina, que sostienes en tus manos cuanto existe, confío en ti.
Misericordia divina, que coronas todo lo que existe y existirá, confío en ti.
Misericordia divina, en la cual estamos sumergidos, confío en ti.
Misericordia divina, dulce quietud de los corazones atormentados, confío en ti.
Misericordia divina, la sola esperanza de las almas desesperadas, confío en ti.
Misericordia divina, descanso de los corazones, paz en el espanto, confío en ti.
Misericordia divina, delicia y maravilla de las almas santas, confío en ti.
Misericordia divina, que nos das la esperanza contra toda esperanza, confío en ti.
Oh Dios eterno, en quien la misericordia es insondable e inagotable el tesoro de la compasión, míranos con bondad y llénanos de tu misericordia a fin de que en los momentos difíciles no desesperemos jamás, no perdamos el valor, sino que nos sometamos con total confianza a tu santa voluntad ya que es el mismo amor y misericordia