Hola mamá, soy aquí en tu vientre una semillita, como tú misma lo fuiste, hace ya muchos años, dentro del seno de la tuya. Desde aquí, en tu regazo, me siento todo y nada, estoy totalmente a merced de tu voluntad, tan vulnerable. Así de indefenso me encuentro, porque ya nadie cree en lo que no ve, solo cree en lo que le sirve a su provecho, es decir, a su ego. ¡Cuánto poder tienes sobre mí! puedes reducirme a algo, aún, más deleznable que lo que nunca existió: a cualquier producto para cosmética, edulcorante para refresco o, incluso, para trasplante; que sería lo mismo a vivir sin vivir en mí. No llegas a atisbar, ni por un instante, cuanto me puedes dar y cuanto te puedo ofrecer: puedo ser la niña de tus ojos, tu orgullo, la razón de tu existencia, tu risa, tu canto, y tu puedes ser para mí: guía; espejo donde mirarme; mi baluarte y alcázar; mi confidente; mi refugio en la tormenta; el arco iris y el nuevo día que se abre a la esperanza, para coger aire y seguir la ruta; puedes ser, también, la llave de mi identidad; así como tus palabras de aliento y refuerzo, un bálsamo para alcanzar todas mis metas. Recuerda, mamá, que en tu ancianidad necesitarás tanta protección, amor y cariño como lo necesito yo ahora de ti, y por eso, mismo, no me niegues ese derecho y, al mismo tiempo, no lo niegues para ti en tus días postreros. Pero no te asustes, no te voy a pedir nada especial, solamente, una sonrisa y poco más; porque tú, bien sabes, que el amor es la fuerza más grande y poderosa del mundo: del cual, aún, queda mucho en los hombres; solo tienes que buscarlo. No te voy a exigir mucho si me das la oportunidad de salir a tu mundo, porque, como bien sabes, los pobres son la población más numerosa del planeta; sin embargo, a ellos, pocas veces les falta una sonrisa. A qui, del lado de la abundancia, a penas si los hombres sonríen y tienen gestos amables para sus semejantes; cada vez, se parecen más, al mono del que dicen proceder. Puedes pensar que soy un estorbo para que tú puedas vivir la vida o realizarte, ¿pero hay alguna manera más grande de realizarse que dando la vida por otro? Considera, bien, que para todo lo demás puedes ser prescindible o sustituible; pero, en cambio, para darme la vida y ser madre solo cuento con tu amor y tu decisión de dejarme ser y vivir para alcanzar mi meta y destino, es decir; mi propio desarrollo, físico, intelectual, afectivo y psicológico; sea, éste, cual sea: los limites están en mi mismo, esos con los que Dios me creó, ya que todos, al fin y al cabo, estamos en sus manos y en su pensamiento, inalcanzable por insondable para ser humano. Por último decirte madre, que si me abandonas a la muerte, si terminas con mi existencia, algo de ti misma habrá muerto conmigo para siempre, y eso, ya, no será recuperable en ningún otro momento de tu existencia, como puede ocurrir con tus estudios, tú trabajo, el amor, el animo, etc. Es posible que con el tiempo te decidas a tener otro hijo, y puede que lo consigas, pero desde luego, ése, no seré yo, será mi hermano y podrá llenar un lugar pero nunca el que a mi me correspondía: yo, no podré vivir en él, al igual, que él, no podrá vivir en mi. Un beso, te amo madre, aquí o en el cielo nos veremos pronto, la vida no es tan larga, porque has de saber que, como tú, tengo un alma y esa no podrá destruirla nadie, cuídate.
En Almendralejo 25/07/2014