MEDITACIÓN: Hoy celebramos la solemnidad de S. Esteban. Y hoy como entonces, muchos hombres prefieren taparse los oídos que escuchar la verdad que viene de aquel que es la Verdad, Jesucristo. Cuando nos tapamos los oídos, cuando no queremos escuchar, cerramos las puertas por donde puede entrar Aquel qué, es capaz de alumbrar la oscuridad de nuestra casa espiritual que es el alma.
Tan contundente e irrefutable resulta la palabra de Cristo, que no podemos permanecer indiferentes ante ella; o bien nos adherimos a su mensaje, o bien tratamos, como los fariseos del evangelio, de apedrearla, quitándonosla de en medio persiguiendo al mensajero de esa palabra; Esteban fue antaño, hoy la persecución se personifica en la iglesia y en aquellos que intentan vivir según el modelo del Mesías (Salvador).
Nuestra sociedad está plagada de fariseos, de maestros que han convertido sus deseos en su verdad, y la misma Verdad en enemiga de sus deseos y sus «seguridades». Hoy, los fariseos, los hay por doquier y de muy variado espectros dogmático, entre ellos destacan: los amigos del sálvese el que pueda; los que no pueden vivir sin la estima de los otros y por eso se niegan a acoger y aceptar a Cristo; los que el orgullo les impide reconocer, ante los demás, que vivieron reos de filosofías falsas; pero destacan sobre manera, aquellos que se sienten superiores a sus semejantes y con capacidad para imponerles, no se sabe bien en aras a que determinismo, un pensamiento único. Siendo, de este modo, ciegos que guían a otros ciegos, por no poder leer, en los acontecimientos y en la historia del hombre, lo efímero y caduco de todas las doctrinas, que tienen su partida en el hombre y acaban, por tanto, en el mismo hombre.
ORACIÓN: Señor hazme, siempre, consciente para desear los bienes del cielo, porque deseando los bienes que provienen de Tí, puedo hacer un mundo mejor aquí en la tierra que tus nos has dado; hazme, de igual modo, no caer en la trampa de mi verdad, que no es otra que la mediocridad de mis deseos egocéntricos; y haz, por último, no desear para los otros lo que no quiera para mi.
PARA LA VIDA: Por todo lo anterior, a partir de ahora, estaré atento a las trampas qué, provenientes de mi pensamientos humanos limitados, se contradigan con la verdad de tu Evangelio guía y salvaguarda para esta vida y para la vida Eterna.