Jesús, según la primera lectura, nos trae una nueva vida, y en el evangelio nos revela que serán nuestras obras las que nos juzguen. Sabremos que no seremos juzgado por nuestras obras, cuando estás -todas- podamos sacarlas a la vista de todos sin avergonzarnos. Ellas serán luz y guía para el resto de los hombres, como Jesús lo es para nosotros. Ante estas dos enseñanzas de hoy cabría preguntarse. ¿El hecho de haberme acercado a Jesús, ha inaugurado una nueva vida en mi, o por el contrario estoy igual que antes de conocerlo anhelando las mismas cosas y aferrándome a las mismas seguridades que nos da el mundo? ¿Alguien que no me conozca podría deducir por mis palabra, obras y conducta, ante otra persona atea o agnóstica, que soy un hijo de la luz y, por ende, hijo de Dios? ¿Ante cualquier adversidad reacciono con paz, fe, esperanza, en la confianza de que Dios está conmigo, o cualquier cosa me desborda, como aquellos que solo creen en las seguridades que les dan las personas o las cosas terrenales?
Nacer de nuevo es cambiar el, yo soy como soy, por el yo soy otro Cristo. Así como decía Jesús el que me ve a mí a visto al padre, que la gente pueda decir el que ve a fulanito, está viendo a otro Jesús.
Oración: te pedimos Jesús que nos ayudes a cambiar los deseos y las obras de las tinieblas que están en nuestro corazón y en nuestras manos, por deseos y obras según tu corazón libre, consumido en las llamas del amor. Que el que me vea te vea, y que el incrédulo se acerque a mi, para conocer la fuente de donde emana mi gozo, mi paz y mi sabiduría. Dame Señor, la fe suficiente, para vivir en tu voluntad, y la sabiduría necesaria, para ver que es posible, como ha sido posible a lo largo de la historia en muchos otros hombres, los superhéroes, solo son un invento de la imaginación y de la industria del entretenimiento, los demás somos falibles y débiles que con nuestra determinación y la ayuda del Espíritu Santo -con tu gracia- les podremos alcanzar. Amén.
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