Itinerario_sardina

Interesante la primera lectura de hoy, que parece ir en contra de la última corriente de pensamiento. En primer lugar, se nos recuerda que, en el camino de la vida y la piedad, o santificación, no hay imposibles por muy inclinada que esté nuestra carne al pecado. Y el modo de lograrlo es acercándonos a la fuente del conocimiento ¿cuál el humano? no, el Divino manifestado en Dios y en Cristo Jesús. ¿Y donde podemos conocer a Dios y a Jesús? pues en las fuentes de la revelación que como bien sabemos o deberíamos saber se encuentran en La Palabra de Dios (la Biblia), la Tradición de la Iglesia y, por último, en el Magisterio de la Iglesia; el cual, en ningún momento, puede ir en contra de los dos anteriores sino esclarecerlos a la luz del don del Espíritu Santo operante de modo particular a partir de Pentecostés. Por lo tanto, acercándonos al conocimiento imprescindible de esas tres fuentes, también encontraremos la Gracia del Espíritu Santo -necesaria- por medio de la fe, para entrar en ese camino de perfección y santidad, que en muchas ocasiones rechazamos porque nos resulta infranqueable o inasumible por nuestros deseos concupiscentes o por nuestro corto razonamiento humano.

Por otra parte, para alcanzar esa unión con Dios, en los últimos tiempos, parece que se nos está trazando un camino a la inversa de lo que nos pone de manifiesto esta primera lectura del apóstol Pedro (de ahí la necesidad de conocer las Escrituras y meditarlas en profundidad). Así es, mucho se nos ha insistido en las últimas décadas tanto dentro de la Iglesia, como incluso en el mundo, con la corriente que trajo el movimiento hippie, acerca del amor. Claro que, para entender este concepto, deberíamos de nuevo adentrarnos en los evangelios, porque para Jesús amar va mucho más allá de un sentimiento (que es lo que nos presenta el mundo), sino que implica también una tarea, un empeño, un esfuerzo, una ascética o renuncia, lo que se ha dado en llamar amor oblativo, y en muchas ocasiones, también, la corrección fraterna y la verdad -para que nadie se pierda por falta de conocimiento- aunque eso me reste popularidad o conlleve, por otro lado persecución. Pero no es del significado de la palabra amor, tal y como se entiende desde el Evangelio de lo que quería hablar, sino de ese camino inverso por el que se nos lleva hoy; de este modo, parece que para el apóstol Pedro, el amor, es el colofón final (posiblemente también la consecuencia) de todo un itinerario que viene antes, y del cual hoy casi no se habla o se prescinde, bien por miedo a ser rechazado o porque yo mismo soy más del mundo que del Espíritu. Y el camino que nos presenta Pedro, antes de llegar al amor, es, a saber: el de la fe (examinemonos como estamos de Fe), seguido de la virtud (o moral), el conocimiento (del que ya hemos hablado), la templanza, la perseverancia, la piedad, la confraternización, y por último, el amor.

Oración: Gracias Señor por tu Palabra, ella me lleva, una vez más, a la verdad, a la identificación y unión contigo, a renovar mis fuerzas y seguir apostando por Ti. Gracias por tus promesas, porque efectivamente, he conocido que solo en Ti, está la vida y hay vida. ¡Alabado y bendecido seas por siempre mi Señor y Salvador Jesús!

Epístola II Carta de San Pedro 1,2-7.

Lleguen a ustedes la gracia y la paz en abundancia, por medio del conocimiento de Dios y de Jesucristo, nuestro Señor.
Su poder divino, en efecto, nos ha concedido gratuitamente todo lo necesario para la vida y la piedad, haciéndonos conocer a aquel que nos llamó por la fuerza de su propia gloria.
Gracias a ella, se nos han concedido las más grandes y valiosas promesas, a fin de que ustedes lleguen a participar de la naturaleza divina, sustrayéndose a la corrupción que reina en el mundo a causa de los malos deseos.
Por esta misma razón, pongan todo el empeño posible en unir a la fe, la virtud; a la virtud, el conocimiento;
al conocimiento, la templanza; a la templanza, la perseverancia; a la perseverancia, la piedad;
a la piedad, el espíritu fraternal, y al espíritu fraternal, el amor.

Acerca de renaceralaluz

Decidí hace ya mucho tiempo vivir una vida coherente en razón de mis principios cristianos, lo que quiere decir que intento, en la medida que alcanzan mis fuerzas, llevar a la vida lo que el corazón me muestra como cierto: al Dios encarnado en Jesucristo con sus palabras, sus hechos y su invitación a salir de mi mismo para donarme sin medida. Adagio: El puente más difícil de cruzar es el puente que separa las palabras de los actos. Correo electrónico: 21aladinoalad@gmail.com

Un comentario »

  1. Pedro tus escritos con tus reflexiones son para pararse mucho a pensar, hemos de pedir al Espirtu Santo que nos dé mucha Luz y mucha fé que Dios te siga bendiciendo. Pide por mi.

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