Estos días atrás el evangelio nos ha estado hablando de un niño especial que viene al mundo; un niño que será el salvador, no solo del pueblo Judío sino también de los paganos, es decir de todo el orbe habitado a los que aún Dios no se les había manifestado. En el Evangelio de hoy, se nos completa la información a cerca de este niño que ya anunciaron los profetas y su precursor Juan el Bautista. De este modo quedará revelado lo que todavía, incluso para el pueblo Judío, estaba oculto sobre el Mesías que esperaban.
Así se nos dice hoy que Jesús es la palabra (como sabemos la palabra es el hecho diferencial externo que más nos distancia de los animales) pero no una palabra cualquiera sino una palabra que es vida y Vida con mayúscula, ya que a diferencia de otra u otras palabras está existía desde Siempre; no fue creada, sino que ella contiene y es en sí misma la Vida Plena y por cuya voluntad e iniciativa propia creo todo lo demás; todo cuanto existe.

Se nos dice también, anticipando lo que es el misterio de la S. Trinidad, que estaba junto a Dios, y que ella misma era Dios. Palabra de Vida que es luz de los hombres; es decir, son luz por ella, viven por ella, porque de ella recibieron la vida. Pero nos recalca el Evangelio que está Luz, no es una luz cualquiera, sino que, adiferencía de la luz de los hombres o de las cosas, ella es Verdadera, la única luz que alumbra el camino a seguir, ya que las demás son engañosas, un espejismo.

Esta Palabra que es Vida y Luz de los hombres, no contenta con habernos creado, quiso hacernos, además, por amor gratuito, hijos suyos. Y el mejor medio de comunicar a los hombres quien era y que debíamos hacer para obtener esa filiación fue hacerse uno igual a ti y a mi, igual a los hombres, en todo, menos en el pecado. Nos señaló de este modo, que el requisito esencial para ser sus hijos, era el de creer en Él, en esa Palabra que estaba oculta, que ahora se ponía de manifiesto con su predicación, pero también con su persona hecha carne, hecha hombre entre nosotros.

El desenlace final ya lo conocemos: los suyos lo condenaron a muerte porque su modo de vida no resistió el brillo de la Luz, prefirieron las tinieblas a la Luz Verdadera. Sin embargo, a cuántos creyeron en Él los hizo hijos y, si hijos dice en otra parte del Evangelio: también herederos, herederos del Reino de Dios, con los cuales se quedó para siempre.

Oración: te pido Señor recibirte no solo en mi intelecto, sino en mi corazón, que entienda que tú y sólo tú, tu Palabra, es verdadera Vida y verdadera Luz en mi camino, y que fuera de tí, todo lo de más se desvanece por su inconsistencia: como dice en (Eclesiastés 1, 2): Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad. Fuera de Jesús, todo son caminitos que me sacan del Verdadero Camino, porque su luz aunque deslumbrante, es artificial y engañosa.
—–>https://evangeliodeldia.org/SP/gospel/2021-12-31

Acerca de renaceralaluz

Decidí hace ya mucho tiempo vivir una vida coherente en razón de mis principios cristianos, lo que quiere decir que intento, en la medida que alcanzan mis fuerzas, llevar a la vida lo que el corazón me muestra como cierto: al Dios encarnado en Jesucristo con sus palabras, sus hechos y su invitación a salir de mi mismo para donarme sin medida. Adagio: El puente más difícil de cruzar es el puente que separa las palabras de los actos. Correo electrónico: 21aladinoalad@gmail.com

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