https://evangeliodeldia.org/SP/gospel
El Evangelio de hoy nos sigue presentando más testimonios acerca de la llegada del Mesías; el salvador que esperaba el pueblo de Israel. Pero este testimonio es muy especial, porque al igual que la venida de Jesús al mundo, la de su antecesor, también estaba predicha por los profetas siglos antes de su nacimiento. De Juan, dice Jesús, no ha nacido de mujer otra persona más grande que él, y así es, no tanto por su santidad y su vida ascética (de las más grandes conocidas) por cuánto que, desde antes de su nacimiento, tuvo la tarea más grande que se le puede encomendar a un hombre: la misión de preparar los corazones de los israelitas (mediante el arrepentimientos de sus pecados y el cambio del vida) para que estos estuviesen receptivos a la llegada, al mensaje y al nuevo bautismo de Gracia (en el Espíritu Santo) que traía Aquel que existía desde siempre, y que Juan no conoció personalmente hasta su edad adulta, para que su testimonio sobre la venida de Jesús, el pueblo entendiera que fue un acontecimiento sobrenatural, revelado por Dios mismo a Juan antes, incluso, de que el mismo sucediese. Así Juan da testimonio, no de si mismo, es decir, de sus creencias, sino de lo que le fue revelado, para que dicho testimonio fuese tenido en cuenta por su veracidad.
Juan el Bautista, finalmente nos muestra y señala en el Evangelio de hoy, que ya llegó, que ya está entre los hombres, el Mesías; y que, para mayor regocijo de los hombres, este es el mismo hijo de Dios; el mismo que está delante de Juan en persona, que se ha dejado bautizar por él, y al que preceden los signos que podemos leer en el Evangelio de hoy, para que no quepa ninguna duda de quien se trata.
Enseñanza: De este evangelio podemos, entre otras lecciones, aprender que para ser bautizados en Espíritu Santo, el bautismo de Gracia, Amor, Poder y Sabiduría que nos trae Jesús, hemos de convertirnos, hemos de tener una actitud de arrepentimiento sincero y un deso de vivir de Dios, dejando atrás lo que dice el estribillo de aquella famosa canción: A MI MANERA. Canción, por cierto, llena de dudas e incertidumbres en la que el mismo autor confiesa no saber si ganó o perdió. Nosotros hombres y mujeres de fe, sabemos que con Jesús siempre se gana, yo puedo dar testimonio de ello, y para nada me importa que no haya sido a mi manera, si de tamaña recompensa se trata: ¿Que hay más grande que tener al Yo Soy con nosotros, al hijo de Dios…?
Oración: Señor si de aquí para atrás no he tenido un arrepentimiento radical y sincero de mis pecados, si en el fondo de mi ser no hay un anhelo de cambio en espíritu y verdad. Te prometo que de ahora en adelante hago el propósito firme de cambiar con tu ayuda, y para hello me pongo estás metas……y si caigo te pido que me levantes porque voy a seguir en esta tarea de ser A TU MANERA, y no a la mía.
——>https://evangeliodeldia.org/SP/gospel
