Lunes de la 1ª semana del tiempo ordinario
El Evangelio del día
“El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia». Con estás palabras comienza su Ministerio público Jesús, llamando a la conversión porque el Reino de Dios esta cerca, y si está cerca del hombre este ya no tiene escusas para caminar en oscuridad, en sus tinieblas. En realidad estaba tan cerca, que camina entré los hombres y mujeres que habitaban los pueblos y ciudades de Galilea, y era Jesús mismo, que venía a implantar su Reino entre los hombres. Un Reino Imperecedero, Eterno, de amor, paz y justicia, que comienza a ser factible cuando decidimos dejar atrás el hombre de pecado, para levantar el Nuevo Hombre, a imagen de Jesús, que guiado por el Espíritu Santo, acepta a Jesús en todo -con sus mandamientos- no solo de oídas, sino en verdad, con toda su alma y su corazón, trabajando en sí mismo, para dar, de este modo, frutos que glorifiquen a Dios y lleven a otros hermanos a gozar y disfrutar, también, de su Reino.
A continuación el mismo Evangelio, nos muestra un ejemplo concreto de cómo acercarse al Reino de Dios (base fundamental para entrar en Él), y lo presenta por medio de los que pasarán, seguidamente, a ser sus discípulos.
Jesús invita a Simón, Andrés, Santiago y Juan a seguirle y estos, sin presentar excusas y alegaciones, dejan su vida anterior, para dejarse modelar y transformar por el Maestro.
Enseñanza: Jesucristo hoy también pasa a nuestro lado, con su Palabra, pertenecemos a su Reino mediante el bautismo, pero este Reino no se hará vida en nosotros, mientras que no estemos receptivos, con toda disponibilidad -como los apóstoles- a dejar la vida mundana que llevamos, despojandonos de todo aquello que nos esté impidiendo cambiar.
Oración: Señor hoy venimos ante ti, en nuestra debilidad, a pedirte perdón, por posponer muchas veces ese cambio de corazón que me pides, se que para ello tengo que soltar muchas cosas que me encadenan, aveces una y otras varias, como pueden ser, amistades, aficiones, familia, tal vez algún vicio que escondo, o al que le quitó importancia para no admitir que soy esclavo del mismo. Soltar, Señor, se me hace duro y difícil, pero te prometo que, a partir de hoy no lo voy a posponer más, me pongo a trabajar junto contigo en ello.Te doy gracias Padre porque en el Nombre de Tu Hijo Jesús, por los méritos de su pasión y muerte, con tu ayuda, sé que se hará realidad en mí, para mayor gloria tuya, bien de mis hermanos y de mi mismo, porque sé que tú eres mi Fortaleza, en tí confío.
¡Alabado seas por Siempre Señor y Dios de la Vida!
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