El Evangelio de hoy nos señala que Jesús enseñaba como aquel que posee autoridad, es decir como aquella persona que por su rango, o su sabiduría se sabe que ocupa un lugar prominente y aquello que dice o hace se va a obedecer y cumplir, lo cual no podía ser menos en la persona de Jesús cuyo poder era ilimitado por ser, él, Dios mismo. Un poder que no tenían los escribas y fariseos, a pesar del gran conocimiento que poseían de las escrituras; poder que hacía que hasta los demonios (la criatura más ingeniosa para engañar y pasar desapercibida) quedasen al descubierto en la presencia de Jesús; ante Aquel que tenía autoridad y poder para destruirlos. Frente a Jesús esos demonios quedaban perturbados y desarmados confesando la divinidad de éste e incluso, como aparece en otros pasajes bíblicos, le imploraran clemencia.

Enseñanza: hoy observamos, como Jesús viene con otra forma muy diferente de enseñar y actuar a la humana, llena esta última de incertidumbre e impotencia: lo hace con conocimiento, poder y sabiduría ilimitados que nos señalan, hasta incluso por boca de los Demonios, el rango de Dios ante la precariedad de su criatura y ante el cual lo mejor es doblegarse siguiendo sus enseñanzas para propio bien del hombre, porque este, a diferencia de los demonios, mientras estemos en el mundo, sabemos que aún tenemos una oportunidad de ser rescatados y redimidos de una condenación eterna; es decir de la separación definitiva del Bien Sumo, de la Verdad y la Belleza, que es Dios, que en una dimensión espiritual solo puede causar dolor, ya que fuera de este mundo presente, la vida carnal, en su dimensión material, no tendrá lugar y, por ende necesidad de ser satisfecha; de darnos, por lo mismo, cierta satisfacción momentánea.

Oración: Señor si hasta los demonios tiemblan ante ti, conocedores de quién eres, y de tu poder, hazme igualmente consciente de quién soy frente a ti; de que sostienes mi vida en la palma de tu mano y de que cada día es una nueva oportunidad que me das para amarte y conocerte como tú deseas que lo haga.
Hoy ante tu presencia, te pido que me libres de ofenderte gravemente, conocedor de los sacrificios que llevaste a cabo por mi salvación. Así del mismo modo que tú orabas al Padre te digo: Aquí estoy Señor para hacer tú Voluntad
¡Alabado seas por siempre Señor, mío y Dios mi, mi sumo Bien, bondad infinita que se me da, sin medida!


—–>https://evangeliodeldia.org/SP/gospel/2022-01-11

Acerca de renaceralaluz

Decidí hace ya mucho tiempo vivir una vida coherente en razón de mis principios cristianos, lo que quiere decir que intento, en la medida que alcanzan mis fuerzas, llevar a la vida lo que el corazón me muestra como cierto: al Dios encarnado en Jesucristo con sus palabras, sus hechos y su invitación a salir de mi mismo para donarme sin medida. Adagio: El puente más difícil de cruzar es el puente que separa las palabras de los actos. Correo electrónico: 21aladinoalad@gmail.com

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