Ellos respondieron: «Nadie habló jamás como este hombre»
Hasta los mismos soldados romanos sin conocer la religión Judía, quedaban anonadados y desarmados ante las palabras de sabiduría y vida de Jesús para poder detenerlo. De esta manera, con el epígrafe que inicio este comentario respondieron a los fariseos cuando se presentaron los soldados sin Jesús en su presencia: Ellos respondieron: *«Nadie habló jamás como este hombre».* A lo que los fariseos contrariados por no conseguir su objetivo, comienzan a dar una serie de argumentos para justificar dicha persecución contra Jesús, entre otros, que no conocian la Ley, ni las escrituras, que se dejan seducir por sus palabras, que los que más saben, los Jefes de los fariseos, no han creído en él, etc.
Todos estos argumentos que presentaban los fariseos para no reconocer al hombre justo, al Mesías, me recuerda a las excusas que muchos adultos ponen para no seguir a Jesús en el presente o, en todo caso, para seguirlo según su conveniencia, y es que no hay nada más genuino que la mente para tratar de blanquear la conciencia: llegado el momento es capaz incluso de justificar los crímenes más viles o los regímenes más abyectos y denigrantes. De esta manera también, hoy, muchos dan muerte a Jesús en su corazón y se buscan todo tipo de argumentos, algunos de los cuales anunciaré a continuación, para no dar su brazo a torcer aún a sabiendas que Jesús tiene la Verdad y la Vida necesaria para que el hombre realmente tenga paz y encuentre el camino de su salvación. Así algunos argumentan: es que soy mayor para cambiar, es que yo soy así (con ese yo soy así quieren decir que no los cabía ni Dios); otros dicen que su padre o su madre natural, no creían, como si estos estuviesen por encima de Dios y de su propia voluntad para discernir; están los recurrentes de siempre, los que ya todos conocemos, los que toman el ejemplo de los curas y las riquezas de la iglesia, como si los curas no fuesen humanos y no pudieran tener sus momentos débiles como los demás; por otro lado piden a la iglesia que venda su patrimonio cultural, bien universal, pero se olvidan de pedir lo mismo a los gobiernos, que vendan los museos, bibliotecas nacionales, etc. En fin… que el hombre, como los fariseos, siempre busca una excusa para no dejar su zona de confort, en el mejor de los casos, o para seguir cometiendo sus atropellos o sus pecados en el peor.
Por tanto, con la enseñanza que hoy nos deja el Evangelio deberíamos preguntarnis ¿Que argumentos busco yo, con tal de blanquear mi conciencia y no seguir al hijo de Dios, o para seguirlo a mi modo, según mis conveniencias personales, partidistas o ideológicas?