Evangelio de hoy 14º Domingo del Tiempo Ordinario
«No se alegren, sin embargo, de que los espíritus se les sometan; alégrense más bien de que sus nombres estén escritos en el cielo»
Frente al glamur, el poder, la admiración, que buscan los que no esperan otro Reino que esta vida terrena, Jesús nos recuerda que la alegría más grande para los que lo siguen es la promesa de su Reino, un reino que comienza aquí y ahora, porque Dios está con nosotros, pero un reino que se extiende más allá de esta vida por toda la eternidad.
En el nombre de Dios y por la gracia del Espíritu Santo podemos obrar hasta milagros, pero sólo a Jesús le corresponde inscribir nuestro nombre en su Reino, de tal manera que uno de los medios más seguros de entrar en esa lista es el de la humildad, trabajar por el bien de los otros, para que otros igualmente puedan entrar a formar parte del Reino de los elegidos. Dios conoce nuestros corazones, por eso pidámosle, incesantemente, que sane nuestros vacíos e inseguridades, para no buscar en las personas, y en las cosas, llenar esas carencias que solamente Dios puede cubrir por su poder infinito y porque nos conoce. Como dice en otra parte de las escrituras: «¡Maldito el hombre que confía en el hombre! ¡Maldito el que se apoya en su propia fuerza y aparta su corazón del SEÑOR! Será como una zarza en el desierto: no se dará cuenta cuando llegue el bien.
Jesús ha llamado a nuestra puerta, cada día se hace visible a través de múltiples maneras, especialmente por medio de su palabra, el bien está pasando y paseando a nuestro lado. Que Dios no nos coja adorando a las criaturas, para que al final no terminemos como esa zarza estéril del desierto. Esa zarza que puso su confianza en las personas y en lo material y finalmente terminó defraudada o con fuerte depresión y en los casos más extremos, como estamos viendo en las últimas décadas, suicidándose o matando a su pareja.
Oración: Señor te pedimos no caer en la seducción de la vanidad, te pedimos encarecidamente buscar nuestra salvación solo en tí, porque solo tú puedes completar aquello que el mundo y las personas solo pueden dar como migajas y no permanente. ¡Señor inscríbeme en tu lista, y que no sea yo el que me caiga de ella, pensando que tus dones provienen de mí!. Señor auméntame la fe, para esperar en tí, lo que no puedo esperar de las personas ni siquiera de mi mismo! ¡Señor te amo, gracias por él don de la fe, por el vivo, y en el encuentro toda la sabiduría que necesito para llegar a la meta! Gracias, Gracias infinitas…! https://evangeliodeldia.org/SP/gospel/2022-07-03