Contundentes e inequívocas palabras las de Jesús en este Evangelio, para describirnos, sin ningún tipo de ambigüedad, que nuestro seguimiento, para con él, ha de estar por encima de cualquier otra cosa o persona que nos impida o sea un obstáculo para llevar adelante sus palabras, en definitiva su voluntad y el llamado, si lo hubiera, a la tarea específica para la que él nos requiera.
Por ello y para no escandalizarnos, hemos de tener presente la preeminencia que ocupa, Dios creador de todo cuanto existe, con respecto a sus criaturas, es decir el universo y, por ende, el hombre mismo; el cual, separado de Dios y abandonado al albur de sus propias fuerzas, es nada, tan nada como el mismo lodo del que fue formado. Pero aún hay más, si ese Dios en lugar de usar su poder para esclavizar al hombre, se rebaja hasta el infinito; es decir, hasta tomar su misma humanidad y dar la vida por él, para salvarlo de la muerte de pecado y de una condena eterna… más se pueden entender entonces estás palabras, por un lado, proféticas de Jesús y, por otro, de suma exigencia, siendo Él el primero que, dándonos ejemplo con respecto al Padre celestial, las puso por obra.
De esta manera, como dice hoy la Palabra, muchos se escandalizarán, con el grado de exigencia al que nos lleva la fe en nuestro Señor Jesucristo, y ello dará lugar a controversia y división, en ocasiones, incluso en el seno de la misma familia. Pero dichosos nosotros si así ocurriese, aunque no lo deseemos, porque entonces Jesús nos recompensará y, como dice también en otro lugar, no se avergonzará de nosotros: (Marcos 8, 38) «Porque cualquiera que se avergüence de Mí y de Mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre también se avergonzará de él, cuando venga en la gloria de Su Padre con los santos ángeles.»

https://evangeliodeldia.org/SP/gospel/2022-07-11

Acerca de renaceralaluz

Decidí hace ya mucho tiempo vivir una vida coherente en razón de mis principios cristianos, lo que quiere decir que intento, en la medida que alcanzan mis fuerzas, llevar a la vida lo que el corazón me muestra como cierto: al Dios encarnado en Jesucristo con sus palabras, sus hechos y su invitación a salir de mi mismo para donarme sin medida. Adagio: El puente más difícil de cruzar es el puente que separa las palabras de los actos. Correo electrónico: 21aladinoalad@gmail.com

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