Hoy S. Rafael Arnaiz, propuesto por San Juan Pablo II como modelo para la juventud, en el comentario al Evangelio de hoy, nos dice que ser Santos es mucho más fácil y sencillo de lo que pensamos, mucho menos que ser por ejemplo ingeniero: algo tan simple como ejercitar nuestro querer y voluntad.
¡Que razón tenía este Santo…! cuántas veces los hombres, nosotros mismos, nos hemos entregado denodadamente en la búsqueda por atrapar el viento¡ es decir, aquello que nunca termina por satisfacernos de todo y que una vez que lo poseemos -si es que lo llegamos a alcanzar- empezamos a desear más de lo mismo o a buscar, por el contrario, nuevas cosas, personas o sensaciones que puedan satisfacer nuestro vacío de Dios, sin saberlo.
Así es, cuántas horas, encierros, años enteros, hemos dedicado a sacar una carrera, empeñando incluso, en algunos casos, la salud mental; cuanto esfuerzo, igualmente, por alcanzar el amor de una persona de la que ni siquiera hemos logrado conocer un mínimo: cuántos viajes, cuántos desvelos, cuántas locuras… Ni que decir, del esfuerzo de titanes, en los que miles de deportistas se dejan su piel por décadas, para alcanzar -como decía el apóstol S. Pablo- una corona efímera, corona que, paradójicamente, luego sólo llegan a alcanzar un número insignificante de ellos, tan reducido que se sitúa por debajo del uno porciento. Y así podríamos seguir desgranando está hilera de esfuerzos fútiles que, incluso en el mejor de los casos, una vez logrados, nos dejan insatisfechos.
Rafael Arnaiz tenía razón (más que un Santo) es mucho más sencillo buscar a Dios y llenar nuestro vacío del Absoluto que nos completa, que dedicar la vida a atrapar sombras, cuando no destellos de luces que, como cometas fugaces, desaparecen en el firmamento de nuestras ambiciones, cuando no de nuestras vanidades y delirios de grandeza; tan sencillo como ejercitar nuestro querer, en el empeño de nuestra voluntad por acercanos con constancia a Dios, la misma que tuvo Rafael Arnaiz, en sus visitas diarias al Santísimo durante su corta estancia en esta vida.